Reflexión viernes 19 de noviembre | 33a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

¿DÓNDE PODEMOS ENCONTRAR A DIOS?
Reflexión viernes 19 de noviembre

Reflexión viernes 19 de noviembre de 2021
33a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 10, 27)
R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.

EVANGELIO

Lucas 19, 45-48
Ustedes han convertido la casa de Dios en cueva de ladrones.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: «Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones».

Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras. 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Lo que estaba prefigurado en el antiguo Templo, está realizado, por el poder del Espíritu Santo, en la Iglesia: la Iglesia es la «casa de Dios», el lugar de su presencia, donde podemos hallar y encontrar al Señor; la Iglesia es el Templo en el que habita el Espíritu Santo que la anima, la guía y la sostiene.

¿Dónde podemos encontrar a Dios?

Si nos preguntamos: ¿Dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde podemos entrar en comunión con Él a través de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo que ilumine nuestra vida? La respuesta es: en el pueblo de Dios, entre nosotros, que somos Iglesia. Aquí encontraremos a Jesús, al Espíritu Santo y al Padre.

El antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería «dar una casa» a Dios para tener un signo visible de su presencia en medio del pueblo. Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes «damos una casa a Dios», sino que es Dios mismo quien «construye su casa» para venir a habitar entre nosotros, como escribe san Juan en su Evangelio (cf. 1, 14). Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su «casa espiritual», la Iglesia, hecha no de piedras materiales, sino de «piedras vivientes», que somos nosotros.

Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo, que es la piedra de sustentación, y también de sustentación entre nosotros. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el templo somos nosotros, nosotros somos la Iglesia viviente, el templo viviente, y cuando estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo, que nos ayuda a crecer como Iglesia. Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la Iglesia!

¿Cómo vivimos nuestro ser Iglesia?

Desearía entonces que nos preguntáramos: ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Habéis visto qué feo es ver a un cristiano cansado, aburrido, indiferente? Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es la Iglesia. ¿Nos abrimos nosotros a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa en nuestras comunidades o nos cerramos en nosotros mismos, diciendo: «tengo mucho que hacer, no es tarea mía»?

Que el Señor nos dé a todos su gracia, su fuerza, para que podamos estar profundamente unidos a Cristo, que es la piedra angular, el pilar, la piedra de sustentación de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia. Oremos para que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de su Iglesia. (S.S. Papa Francisco, Audiencia General. Miércoles 26 de junio de 2013)

Reflexión viernes 19 de noviembre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión viernes 19 de noviembre de 2021
Sacar la basura para traer la luz de Dios.
Debemos sacar de nuestra vida el veneno del pecado en el sacramento de la confesión para luego llenarnos del pan, de la Palabra y de la instrucción de Dios.
Para la reflexión personal

El hombre, que no es solo cuerpo ni solo alma, necesita también manifestar su fe en actos externos y sensibles, que expresen bien lo que lleva en su corazón. Hincar con devoción la rodilla ante el Sagrario es un gesto de adoración, resultado de lo que se lleva en el corazón, ayuda a uno mismo y a otros a tener más fe y más amor. ¿Es para nosotros el templo el lugar donde damos culto a Dios, donde le encontramos con una presencia verdadera, real y substancial?
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor, hazme fuerte. Haz que no enmascare mi cobardía con la mansedumbre, que no confunda el respeto a las opiniones ajenas con la incapacidad de dar testimonio del Evangelio. Concédeme el discernimiento necesario para reconocer lo que es sagrado porque tú lo has querido, distinguiéndolo de lo que nosotros hemos revestido de un carácter sagrado porque así convenía a nuestros intereses humanos. Dame el valor de hablar cuando es necesario y de callar cuando es bueno hacerlo, sin que mi palabra y silencio estén guiados por el miedo o por el deseo de obtener ventajas para mí. Guíame Señor en todo instante de mi vida. Amén.


Evangelio de ayer
JERUSALÉN SOMOS TODOS

Por si no lo has visto
Tema #4:
Mensajes A La Iglesia Sobre El Misterio De Dios

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