Boletín #12 | Asamblea General | 31 de marzo

Compartimos con ustedes el Boletín #12 de nuestra Asamblea General de la Sede Central del 31 de marzo de 2020. Puede descargar el boletin completo en es siguiente enlace.

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Reflexión pandemia corona virus

Mensaje del Padre Jaime Gonzalez,
para todos los Encuentristas en General

Este tema del Coronavirus me hizo reflexionar sobre el tiempo de Cuaresma que estamos viviendo. Empezando por el nombre de esta pandemia: coronavirus. Nos recuerda la corona de espinas puesta a Cristo en su camino al Gólgota. Señala sufrimiento, sacrificio.

Cuarentena: coincide con los 40 días de Cuaresma, tiempo de reflexión, silencio, aislación. Nos recomiendan permanecer en nuestras casas. Interpreto como una oportunidad de reencuentro con nuestra familia: padres, hijos, nietos. Que nos volquemos nuevamente hacia la familia, la Iglesia doméstica.

Suspensión de actividades culturales, sociales, deportivas, recreativas: Nos sugiere tiempo de reflexión, mirar nuestro interior, efectuar un examen de conciencia sobre nuestro comportamiento en nuestra vida.

Tapabocas: Nos sugiere que hablemos lo menos posible, que guardamos silencio, que hagamos ayuno y abstinencia. En nuestra infancia se respetaban estos días santos.

Hay mucha similitud con las forzadas medidas adoptadas actualmente en el mundo. Cristo nos llama a retornar a nuestros hogares, que vivamos en oración, que nos alejamos de la vida mundana, de los placeres desmedidos, de la vida extrovertida. Extraigamos lecciones positivas y valederas de esta pandemia.
Padre Jaime González

Que el coronavirus, no te quite la sonrisa

Estamos inundados de información y dolorosas noticias del avance del Covid-19 alrededor del mundo. Sin embargo, llegan alentadoras notas, que suelen ocupar un espacio mucho menor en los medios y en nuestras conversaciones.

Esta pandemia nos está dejando profundas enseñanzas y surcando cambios en toda la dimensión persona humana.

El aprendizaje de vivir sin todo lo que creíamos “valioso o urgente”, ha pasado a un segundo plano. Las muestras de cariño y contacto físico se han transformado.

Nos han cambiado la forma de vivir las reuniones grupales, nuestras asambleas, las misas. Los paseos en familia, la forma de estudiar y trabajar.

Nos han llevado a cuidarnos para cuidar a otros. Pero si algo no pueden quitarnos es la sonrisa, la alegría y la esperanza que lograremos salir adelante.

Hoy, en el paro de la rutina, tenemos el tiempo de mirar a Cristo, mirarnos a nosotros mismos y mirar a nuestra familia. Quizás habíamos colocado cosas en sus respectivos lugares.

Este virus no puede detener la fuerza del amor, apagar la voz de mil cantos, evitar misas, nuestras oraciones…El dolor físico y espiritual nos ha de unir la cruz de Cristo.

Habremos aprendido la gracia de la fe. Sin distracciones, sin miedos ni agobios. Mirar a Cristo, contemplarlo, adorarlo, para abrazar su plan de amor tejido para cada uno y familia.

Anhelos llenan hoy mi alma al vivir el presente. Cada hora pasa a su ritmo. No corre el tiempo, no se escapa.

Es como un desgranar los misterios del Santo Rosario, cada Ave María, muy lentamente. No tendremos la agenda llena. Quizás sí de encuentros virtuales programados.

Habrá otros, hombres de bien, con bondad en el alma, que vivan salvando vidas y otros que entregando la propia testificarán la Gloria de Dios. Dando su tiempo, invirtiendo sus horas por salvar más vidas por encima de la muerte.

Y muchos rezarán en lo escondido y otros volverán a creer y tener fe. Ese Dios al que increpamos, o suplicamos pidiéndole aire, esperanza, y luz. Ese mismo Dios es el que dibuja con gesto amable una sonrisa en nuestros rostros. Para que demos esperanza a otros y sembremos luz en la oscuridad.

“No ponemos la mirada en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, porque las que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4, 18).

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