Nos hablaron de Encuentros Conyugales

Somos Ciro y Sandra Ochoa, nos unimos al sacramento del matrimonio hace siete años. Somos padres de una hija y un hijo y dos angelitos en el cielo. Tenemos cuatro años y medio de pertenecer al Movimiento Encuentros Conyugales, donde encontramos por gracia y misericordia de Dios la ayuda que necesitamos para mantener nuestro matrimonio estable.

Ambos tenemos carácter fuerte
y estábamos llenos de soberbia.

Previo a pertenecer a Encuentros Conyugales, nuestra relación estaba llena de grandes conflictos y discusiones, que podían iniciar como algo pequeño, pero se extendía a fuertes peleas y faltas de respeto el uno al otro, era una lucha de poder, ver quien era más fuerte, ver quien tenía la razón, sin ceder ni una pizca. Ambos tenemos carácter fuerte y estábamos llenos de soberbia.

una bella “diosidencia”

Sabíamos que la única forma en que íbamos a poder salir adelante era teniendo a Dios en el centro de nuestro hogar. Así estuvimos buscando dónde poder asistir y así fue como en una ocasión fuimos a comprar un mueble de cocina y quien nos atendió, Yani de Valencia, nos habló de Encuentros Conyugales; ella fue el enlace con Dios en nuestras vidas, fue una bella “diosidencia”.

Fuimos conociendo más sobre
el verdadero significado del matrimonio.

Ahí fuimos conociendo más sobre el verdadero significado del matrimonio. Teníamos el concepto errado que yo debo de ser feliz, sin pensar en mi cónyuge. Pensar solo en mí. Pero no es así. Yo estoy hecha(o) en mi vocación del matrimonio para ser feliz a mi cónyuge y viceversa. Yo debo de cambiar en mi conversión personal con Dios, para encontrarme con él, para ser feliz a mi cónyuge y a mis hijos; aprender a ceder, a escuchar, a ser humildes, a reconocer mis errores y dejar de señalar los errores del otro. Y lo más importante a saber perdonar (setenta veces siete).

Lágrimas y grandes pruebas

Pero este camino no es fácil. Nos costó lágrimas y grandes pruebas para reconocerlo. Pero lo más importante en ese proceso ha sido perseverar en la relación personal con Dios (oración). Seguir perseverando en las reuniones de Encuentros Conyugales, porque en ellas esta Dios, está la Sagrada Familia a quien queremos imitar.

Hemos podido formar un equipo

Hemos crecido cada uno bajo diferentes familias, diferentes costumbres, hemos vivido diferentes problemas y somos personas con caracteres y visiones totalmente diferentes, es por eso que la convivencia matrimonial cuesta, pero el saber reconocer que no somos perfectos, que cometemos errores a diario y aceptar esas diferencias, en las que mis virtudes ayudan a mi cónyuge y mis defectos hacen que él me ayude a mí, solo así hemos podido formar un equipo, que pese a las dificultades camina de la mano junto a Dios en la misma ruta.

No es fácil. Hasta el papa Francisco lo dice: «de vez en cuando un traste vuela en la casa». Pero lo importante es que al final del día se pueda dialogar y buscar ese perdón. Ser matrimonios de lucha diaria.

Hemos acudido a la intercesión
de nuestra Madre María

En estos años dentro de Encuentros Conyugales hemos pasado de todo como matrimonio: enfermedades terminales de ambos papás que después de meses de sufrimiento fueron llamados a la casa del Padre en un mismo año, dos bebés en el cielo, desempleo y por ende problemas económicos, pero lo importante es que hemos estado juntos.

Si uno se cae viene el otro y con la ayuda de Dios lo levanta. Hemos acudido a la intercesión de nuestra Madre Maria depositando en sus manos nuestras dificultades para que se las lleve a su hijo; además, hemos contado con una maravillosa comunidad llena de amor que en cada uno de nuestros problemas nos ha acompañado en todo aspecto.

A pesar de nuestras limitantes
Él nos ha llamado a servirle

Actualmente, nuestro matrimonio se ha visto fortalecido . Estamos tratando de compartir esa gracia que hemos recibido de Dios con otras familias del MEC. Dios ha sido tan misericordioso con nosotros que a pesar de nuestras limitantes Él nos ha llamado a servirle. Confiamos en que si nosotros nos encargamos de las cosas de Dios, él se encargará de las nuestras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.