Llegamos con serios problemas

Somos Iván y Jackeline Díaz, tenemos 6 años de ser miembros del movimiento de Encuentros conyugales. Hicimos nuestro encuentro el 22 y 23 de Febrero del 2014. Llegamos como muchas parejas con serios problemas dentro de nuestro matrimonio: la infidelidad, el maltrato verbal y físico, la total ausencia de dialogo y la falta de comunicación entre nosotros. Como pareja se había erosionado nuestra relación,  a tal grado que nuestros hijos sufrían en medio de esta inestabilidad familiar, siendo ellos testigos y principales víctimas de nuestros desaciertos.

Un viernes previo a nuestro encuentro, tuvimos una discusión muy seria donde decidimos divorciarnos. Sin embargo ambos accedimos hacer un último esfuerzo y decidimos vivir el Encuentro Conyugal. Para mí era como utilizar un último cartucho, la dificultad para Iván, era según sus palabras, una forma de demostrarme la cuestión que lo nuestro no tenía solución y seriamente pensaba que ni Dios lo podía solucionar.

Como agravante y dificultad de nuestra problemática, ninguno de los dos teníamos bases Católicas sólidas. Iván había pertenecido a grupos esotéricos desde muy joven y yo lo había seguido, ya que mis padres eran católicos no practicantes y nunca me inculcaron una verdadera devoción y respeto por la iglesia.

La oscuridad producto de la lejanía de Dios no nos permitía ver cuál era nuestra penosa realidad.

Así llegamos a vivir nuestro encuentro con nuestros corazones llenos de soberbia y prepotencia. Uno pensando que nada podía aprender de las personas que dirigían el retiro y yo pensando que al que tenían que cambiar era al otro, porque yo estaba bien. La oscuridad producto de la lejanía de Dios no nos permitía ver cuál era nuestra penosa realidad.

decidimos entregar nuestras vidas al servicio y tratar de cumplir Su Voluntad.

Sin embargo al Señor en su infinita misericordia, únicamente le basto un solo fin de semana para transformarnos y permitirnos de esa manera iniciar una nueva vida, la cual casi de una manera espontánea se llenó de esperanza y muy pronto ambos pudimos experimentar el profundo amor de Dios en nuestros corazones y decidimos entregar nuestras vidas al servicio y tratar de cumplir Su Voluntad.

El camino del Señor no es fácil, cuando el deseo de entregarse a Él es sincero, inevitablemente da inicio un proceso de purificación. Para nosotros implico 2 años llenos de duras  pruebas.

El Señor lo transformo nuestro amor en un amor que va más allá de cualquier desavenencia.

Sin embargo pasado ese tiempo, luchando por ser perseverantes, asistiendo a las asambleas, a nuestro grupo de crecimiento y a las misas empezamos a ver la misericordia de Dios actuando en nuestras vidas, dándonos el regalo de su verdadero amor, transformando nuestra agua en vino ya que el amor que entre nosotros pensábamos había acabado. El Señor lo transformo en un amor que va más allá de cualquier desavenencia.

Pero antes tuvimos que perdonarnos mutuamente las heridas que nos habíamos ocasionado a lo largo de esos 14 años.

Estamos plenamente convencidos y damos fe que de la mano del Señor todo es posible, cualquier herida es sanada y cualquier daño reparado. Ahora podemos decir que tenemos un matrimonio FELIZ, no perfecto pero lleno de amor ya que nuestro amor no viene de nosotros mismos sino que nos llega de Dios.

Cuando me hicieron la pregunta ¿Qué esperas de este encuentro? Mi respuesta fue: Una Familia Feliz. Donde yo sea importante para mi esposo y que Dios sea el centro de mi hogar. Y el Señor en su infinita misericordia me lo concedi. Lo único que tienes que hacer es entregarle tu corazón e ir a donde Él te llame y todo lo demás vendrá por añadidura….

El Movimiento de Encuentros conyugales fue el camino que el señor escogió para nosotros. Gracias a Él nuestra familia fue transformada y renovada.

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