Reflexión al Evangelio 17 de octubre | Santos Simón y Judas | Apóstoles – Fiesta

LOS OBISPOS, SUCESORES DE LOS APÓSTOLES
Reflexión Evangelio 28 de octubre

Reflexión al Evangelio miércoles 28 de octubre de 2020
Santos Simón y Judas – Fiesta
Trigésima semana / Tiempo Ordinario
Año Par

Introducción

Los Obispos, en su calidad de sucesores de los Apóstoles, reciben del Señor a quien se ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra, la misión de enseñar a todas las gentes y de predicar el Evangelio a toda criatura, a fin de que todos los hombres logren la salvación por medio de la fe, el bautismo y el cumplimiento de los mandamientos.

Para el desempeño de esta misión, Cristo el Señor prometió a sus Apóstoles el Espíritu Santo, a quien envió de hecho el día de Pentecostés desde el cielo para que, confortados con su virtud, fuesen sus testigos hasta los confines de la tierra ante las gentes, pueblos y reyes. Este encargo que el Señor confió a los pastores de su pueblo es un verdadero servicio, y en la Sagrada Escritura se llama muy significativamente «diakonía», o sea ministerio…

Entre los oficios principales de los Obispos se destaca la predicación del Evangelio. Porque los Obispos son los pregoneros de la fe que ganan nuevos discípulos para Cristo y son los maestros auténticos, es decir, herederos de la autoridad de Cristo, que predican al pueblo que les ha sido encomendado la fe que ha de creerse y ha de aplicarse a la vida, la ilustran con la luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Revelación las cosas nuevas y las cosas viejas, la hacen fructificar y con vigilancia apartan de la grey los errores que la amenazan.

Los Obispos, cuando enseñan en comunión por el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como los testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte, tienen obligación de aceptar y adherirse con religiosa sumisión del espíritu al parecer de su Obispo, en materias de fe y de costumbres cuando él la expone en nombre de Cristo. (Constitución dogmática sobre la Iglesia, nn. 24-25. Lumen Gentium)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. R/.

EVANGELIO

San Lucas 6, 12-19
Eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón.

Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Los apóstoles son nuestro cimiento
FIESTA DE LOS SANTOS SIMÓN Y JUDAS TADEO, APÓSTOLES
Es necesario tomar como cimiento a los apóstoles, todo lo que hemos recibido de ellos es finalmente lo encontramos en el Nuevo Testamento.
Para la reflexión personal

“La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios”. (Aparecida #29).

Oración

Señor Dios nuestro, al celebrar hoy a tus apóstoles Simón y Judas, recordamos cómo tu Hijo pudo edificar su Iglesia sobre hombres débiles y falibles y hacerlos su firme fundamento. Te pedimos hoy, con tu Hijo, que nuestra fe en tu Iglesia y en los que la gobiernan permanezca  inquebrantable. Mientras ellos se esfuerzan y quizás andan a tientas, que tu Espíritu los llene con su sabiduría y su ardor. Amor.

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