Reflexión Evangelio 17 de noviembre | Santa Isabel De Hungría, religiosa – Memoria

DÉJATE MIRAR POR JESÚS
Reflexión Evangelio 17 de noviembre

Santa Isabel De Hungría, religiosa – Memoria
Reflexión Evangelio martes 17 de noviembre de 2020
Trigésima tercera semana / Tiempo Ordinario
Año Par

Introducción

Impedido de acercarse a Jesús, probablemente por motivo de su mala fama, y siendo pequeño de estatura, Zaqueo se trepa a un árbol, para poder ver al Maestro que pasa. Este gesto exterior, un poco ridículo, expresa sin embargo el acto interior del hombre que busca pasar sobre la multitud para tener un contacto con Jesús. Zaqueo mismo no conoce el sentido profundo de su gesto, no sabe por qué hace esto, pero lo hace; ni siquiera se atreve a esperar que se supere la distancia que le separa del Señor; se resigna a verlo sólo de paso. Pero Jesús, cuando se acerca a ese árbol, le llama por su nombre: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa»

(…) No existe profesión o condición social, no existe pecado o crimen de algún tipo que pueda borrar de la memoria y del corazón de Dios a uno solo de sus hijos. «Dios recuerda», siempre, no olvida a ninguno de aquellos que ha creado. Él es Padre, siempre en espera vigilante y amorosa de ver renacer en el corazón del hijo el deseo del regreso a casa. Y cuando reconoce ese deseo, incluso simplemente insinuado, y muchas veces casi inconsciente, inmediatamente está a su lado, y con su perdón le hace más suave el camino de la conversión y del regreso.

Miremos hoy a Zaqueo en el árbol: su gesto es un gesto ridículo, pero es un gesto de salvación. Y yo te digo a ti: si tienes un peso en tu conciencia, si tienes vergüenza por tantas cosas que has cometido, detente un poco, no te asustes. Piensa que alguien te espera porque nunca dejó de recordarte; y este alguien es tu Padre, es Dios quien te espera. Trépate, como hizo Zaqueo, sube al árbol del deseo de ser perdonado; yo te aseguro que no quedarás decepcionado. Jesús es misericordioso y jamás se cansa de perdonar. Recordadlo bien, así es Jesús.

Hermanos y hermanas, dejémonos también nosotros llamar por el nombre por Jesús. En lo profundo del corazón, escuchemos su voz que nos dice: «Es necesario que hoy me quede en tu casa», es decir, en tu corazón, en tu vida. Y acojámosle con alegría: Él puede cambiarnos, puede convertir nuestro corazón de piedra en corazón de carne, puede liberarnos del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor. Jesús puede hacerlo; ¡déjate mirar por Jesús! (Papa Francisco. Ángelus 3 de noviembre de 2013).


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 1 Jn 4, 10
R/. Aleluya, aleluya.

Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. R/.

EVANGELIO

San Lucas 19, 1-10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa».

El bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: «Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido». 
Palabra; del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Evangelio 17 de noviembre
Vivir la fe encuentra obstáculos
Convertirnos, volvernos seriamente hacia Dios, profundizar los fundamentos de nuestra fe,
no es un deporte ni un adorno, es una necesidad y quien no lo haga se va a encontrar con una realidad terrible.
Para la reflexión personal
  • Estoy tan acomodado en mi fe, mi bienes temporales, mi seguridad intelectual, etc, que he perdido el fuego del primer amor?
  • ¿Nos gusta sentar a nuestra mesa a Dios, a Jesús; aunque nos reprenda, porque sabemos que la salvación está en él?
Oración

Padre misericordioso y compasivo, con qué frecuencia nuestro fervor se enfría, y qué pobres de corazón somos a veces
cuando pensamos que somos ricos y que estamos seguros por pertenecer a ti. Te pedimos, Padre, que sepamos encontrar de nuevo a tu Hijo en lo más profundo de nuestros corazones; ayúdanos a buscarle sinceramente para que su presencia nos cambie y para que él viva realmente en medio de nosotros. Amén.

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