Reflexión Evangelio 1ro de diciembre | Martes I Semana de Adviento | Ciclo A, B y C

LA VERDAD REVELADA A LOS SENCILLOS
Reflexión Evangelio 1ro de diciembre

Reflexión Evangelio martes 1ro de diciembre de 2020
Martes I Semana de Adviento / Ciclo A, B y C

Introducción

No nos lamentemos demasiado fácilmente de la falta de tiempo para leer y no la hagamos responsable de un estado espiritual imputable con frecuencia a nuestra falta de decisión (la decisión de llevar las cosas a la práctica). Volvamos asiduamente al evangelio, a cualquier libro sólido, y tratemos de asimilarlo para vivirlo. No dejemos que se vaya agrandando la fisura entre verdad buscada y meditada y el llevar a la práctica sus exigencias.

Es preciso exponer nuestra vida a la luz del Espíritu de Jesús, esforzándonos por practicar el sermón de la montaña, el discurso de la última Cena, el Vía Crucis, las parábolas de la oración y de la fe, y sobre todo el mandamiento del amor: ahí encontraremos la verdadera ciencia de Cristo, la que poseían los apóstoles.

Cualquier momento del día se nos brinda como algo único e irrepetible; por eso, los que no se han abandonado suficientemente al Espíritu y dependen de modo muy rígido de un ideal moral especulativo, no llegan a la santidad perfecta, viva, en consonancia con las exigencias de la vida. Su santidad es artificial, rígida, careciendo del impulso y espontaneidad del amor; son incapaces de un acto de locura en la pobreza, en el amor al prójimo; no viven el Evangelio del Salvador (…).

La lectura de una biografía o de los escritos de un santos con frecuencia son más eficaces para una auténtica vida espiritual que la lectura de libros doctrinales. Velad constantemente por mantener un gran equilibrio en vuestra vida, para conservarla siempre en la sencillez del momento presente y para llevar a la práctica el Evangelio (R. Voillaume, Come foro, Turín s.f. / Zevini-Cabra. Lectio Divina Vol. 1, Verbo Divino, Navarra, 2001.)


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos. R/.

EVANGELIO

San Lucas 10, 21-24
Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!

Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
La promesa de la paz viene del Mesías
Cristo no trae la paz a fuerza de violencia.
Para la reflexión personal
  • ¿Podríamos también nosotros fomentar en este tiempo de Adviento una mayor unión con Dios de las personas que nos rodean y una convivencia más amable todavía y más alegre? ¿Como?
  • ¿Somos conscientes de que nuestra Iglesia, pese a las apariencias, nada se mueve sin la acción del Espíritu Santo?
Oración

Señor Jesús, derrama en nosotros el Espíritu que nos guíe en la búsqueda de la verdadera sabiduría para saber vivir bien y lograr la felicidad verdadera; para que nos conceda el comprender nuestra historia en el plan de Dios Padre. Derrama en nosotros el Espíritu con el que revelas al Padre a los pequeños, a los pobres, para que nos haga pobres, gozosos y libres a imitación tuya, el Hijo que nos colma de alegría. Amén.

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