Reflexión Evangelio 1ro de marzo | Segunda Semana de Cuaresma – Lunes

PON DELANTE TUS PECADOS, NO LOS DEL OTRO
Reflexión Evangelio 1ro de marzo

Reflexión Evangelio 1ro de marzo
Lunes 1ro de marzo de 2021
Segunda Semana de Cuaresma


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 6, 63. 68)
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.

EVANGELIO

Lucas 6, 36-38
Perdonen y serán perdonados.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Las lecturas de hoy nos hablan de misericordia. Todos nosotros somos pecadores —no en teoría, sino de verdad—, y por eso necesitamos una virtud cristiana —que, de hecho, es más que una virtud—: la capacidad de acusarse a uno mismo. Es el primer paso para quien quiera ser buen cristiano. Todos somos unos maestros a la hora de justificarnos: Yo no he sido, no… No es culpa mía… Tampoco es para tanto… No fue así… Siempre tenemos una coartada para justificar nuestros fallos y pecados. Muchas veces somos capaces hasta de poner cara de mosquita muerta —no lo séyo no lo he hecho; habrá sido otro—, de hacernos el inocente. Y así no se puede ir por la vida cristiana.

¡Es muy fácil acusar a los demás! En cambio, sucede una cosa muy curiosa si intentamos comportarnos al revés: cuando empezamos a ver de qué somos capaces, al principio nos sentiremos mal, sentiremos asco, pero luego nos dará paz y serenidad. Por ejemplo, si descubro envidia en mi corazón y sé que esa envidia es capaz de criticar a otro y matarlo moralmente, ese conocimiento es la sabiduría de acusarse a uno mismo. Si no aprendemos este primer paso, nunca daremos otros pasos en el camino de la vida cristiana, de la vida espiritual.

También nos viene bien otra virtud: la de avergonzarse delante de Dios, en una especie de diálogo en el que reconocemos la vergüenza de nuestro pecado y la grandeza de la misericordia de Dios: a ti, Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón. La vergüenza para mí y para ti la misericordia y el perdón (cfr. Dan 9,4b-10). Nos vendría bien tener ese diálogo con el Señor esta Cuaresma: acusarse a uno mismo.

Pues que el Señor, en esta Cuaresma, nos conceda la gracia de aprender a acusarnos, conscientes de que somos capaces de las cosas más malvadas, y decirle: Ten piedad de mí, Señor, ayúdame a avergonzarme y dame misericordia; así podré ser misericordioso con los demás. (S.S. Papa Francisco. Misa en Santa Marta. Lunes 02 de marzo del 2015.)

Reflexión Evangelio 1ro de marzo
Fray Nelson Medina, O.P.
Perdonados para perdonar.
Al dejar de justificar nuestro pecado queda nuestra necesidad, fragilidad y vulnerabilidad ante Dios experimentando su amor y perdón para ser capaces de amar y perdonar con su fuerza.
Para la reflexión personal

«la muerte de la conciencia, su indiferencia en relación al bien y al mal, sus desviaciones son una gran amenaza para el hombre. Indirectamente son también una amenaza para la sociedad porque, en último término, de la conciencia humana depende el nivel de moralidad de la sociedad» San Juan Pablo II, Ángelus 15-III-1981.

Oración

Señor Dios nuestro: Tu amor y tu perdón no tienen límite. Que nuestros corazones se hagan tan grandes como el tuyo, para que nosotros también aprendamos a perdonarnos unos a otros, y a parar de juzgar y condenar. Concédeme una mirada sincera y serena de mí mismo: reconociéndome, mirado con benevolencia, esperado, perdonado, aprenda así a perdonar, a esperar, a callar. Sugiéreme el tiempo y modo más oportunos para ofrecer a cada uno la ayuda que necesite sin excluir a nadie en mi interior. Amén.

¿Por qué la Biblia es Palabra de Dios?. Tema #2. Curso de Apologética I 

Hablar con Dios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *