Solemnidad de todos Los Santos | Reflexión al Evangelio 31º Domingo – Tiempo Ordinario

LAS BIENAVENTURANZAS SON UN PROGRAMA DE VIDA
Solemnidad de Todos Los Santos

Solemnidad de Todos Los Santos
Domingo 1ro de noviembre de 2020
Reflexión Evangelio trigésimo primer domingo.
Tiempo Ordinario / Ciclo A

Introducción

No se trata de una nueva ideología, sino de una enseñanza que viene de lo alto y toca la condición humana, precisamente la que el Señor, al encarnarse, quiso asumir, para salvarla. Por eso, «el Sermón de la montaña está dirigido a todo el mundo, en el presente y en el futuro y sólo se puede entender y vivir siguiendo a Jesús, caminando con él» (Jesús de Nazaret, p. 96). Las Bienaventuranzas son un nuevo programa de vida, para liberarse de los falsos valores del mundo y abrirse a los verdaderos bienes, presentes y futuros. En efecto, cuando Dios consuela, sacia el hambre de justicia y enjuga las lágrimas de los que lloran, significa que, además de recompensar a cada uno de modo sensible, abre el reino de los cielos.

«Las Bienaventuranzas son la transposición de la cruz y la resurrección a la existencia del discípulo» (ib., p. 101). Reflejan la vida del Hijo de Dios que se deja perseguir, despreciar hasta la condena a muerte, a fin de dar a los hombres la salvación.
Un antiguo eremita afirma: «Las Bienaventuranzas son dones de Dios, y debemos estarle muy agradecidos por ellas y por las recompensas que de ellas derivan, es decir, el reino de los cielos en el siglo futuro, la consolación aquí, la plenitud de todo bien y misericordia de parte de Dios… una vez que seamos imagen de Cristo en la tierra» (Pedro de Damasco, en Filocalia, vol. 3, Turín 1985, p. 79).

El Evangelio de las Bienaventuranzas se comenta con la historia misma de la Iglesia, la historia de la santidad cristiana, porque —como escribe san Pablo— «Dios ha escogido lo débil del mundo para humillar lo poderoso; ha escogido lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta» (1 Co 1, 27-28). Por esto la Iglesia no teme la pobreza, el desprecio, la persecución en una sociedad a menudo atraída por el bienestar material y por el poder mundano. San Agustín nos recuerda que «lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría» (De sermone Domini in monte, I, 5, 13: CCL 35, 13). (Papa Emérito Benedicto XVI. Ángelus 30 de enero de 2011).


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28
R/. Aleluya, aleluya.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

San Mateo 5, 1-12
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.

Lecturas del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: «Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía.
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Estamos llamados a la santidad
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Nuestra plenitud y realización están en la santidad y aunque el camino sea arduo es posible alcanzarla dándole un sí repetido a Dios, renovando a diario nuestro amor hacia Él.
Para la reflexión personal
  • ¿Qué idea tenemos de los santos? Son para nosotros como soñadores idealistas, fuera de todo contacto con el mundo y con la gente, pasivos y tristones como sus estatuas?
  • ¿Creemos realmente que nosotros, pecadores, estamos llamados a ser santos? Examinémonos ante el Señor.
Oración

Dios de esperanza y Señor del futuro.
Por medio de los santos nos inspiras hoy con nuevas esperanzas en el futuro del mundo y de la gente. Que nos percatemos, Señor, de que, con tu fuerza, hasta nuestros sueños más atrevidos pueden hacerse realidad, e incluso pueden ser superados: que la justicia, la paz y el amor sean valores por los que valga la pena vivir y morir, y que, un día, tú corones tu propio trabajo en nosotros. Amén.

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