Reflexión 29 de septiembre | Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael – Fiesta

¿QUÉ ES UN ÁNGEL?
Reflexión 29 de septiembre

Reflexión 29 de septiembre de 2021
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Fiesta

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr.Sal 102, 21)
R/. Aleluya, aleluya.

Que bendigan al Señor todos sus ejércitos, servidores fieles que cumplen su voluntad. R/.

EVANGELIO

Juan 1, 47-51
Verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: «Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez». Natanael le preguntó: «¿De dónde me conoces?». Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera».

Respondió Natanael: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel». Jesús le contestó: «Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver». Después añadió: «Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

A partir de la tarea del ángel se puede comprender el servicio del obispo. Pero, ¿qué es un ángel? La sagrada Escritura y la tradición de la Iglesia nos hacen descubrir dos aspectos. Por una parte, el ángel es una criatura que está en la presencia de Dios, orientada con todo su ser hacia Dios. Los tres nombres de los Arcángeles acaban con la palabra «El«, que significa «Dios». Dios está inscrito en sus nombres, en su naturaleza.

Su verdadera naturaleza es estar en él y para él.
Precisamente así se explica también el segundo aspecto que caracteriza a los ángeles: son mensajeros de Dios. Llevan a Dios a los hombres, abren el cielo y así abren la tierra. Precisamente porque están en la presencia de Dios, pueden estar también muy cerca del hombre. En efecto, Dios es más íntimo a cada uno de nosotros de lo que somos nosotros mismos.

Los ángeles hablan al hombre de lo que constituye su verdadero ser, de lo que en su vida con mucha frecuencia está encubierto y sepultado. Lo invitan a volver a entrar en sí mismo, tocándolo de parte de Dios. En este sentido, también nosotros, los seres humanos, deberíamos convertirnos continuamente en ángeles los unos para los otros, ángeles que nos apartan de los caminos equivocados y nos orientan siempre de nuevo hacia Dios.

San Miguel

[…] En la sagrada Escritura lo encontramos sobre todo en el libro de Daniel, en la carta del apóstol san Judas Tadeo y en el Apocalipsis. En esos textos se ponen de manifiesto dos funciones de este Arcángel. Defiende la causa de la unicidad de Dios contra la presunción del dragón, de la «serpiente antigua», como dice san Juan. La serpiente intenta continuamente hacer creer a los hombres que Dios debe desaparecer, para que ellos puedan llegar a ser grandes; que Dios obstaculiza nuestra libertad y que por eso debemos desembarazarnos de él.

La otra función del arcángel Miguel, según la Escritura, es la de protector del pueblo de Dios (cf. Dn 10, 21; 12, 1). Queridos amigos, sed de verdad «ángeles custodios» de las Iglesias que se os encomendarán. Ayudad al pueblo de Dios, al que debéis preceder en su peregrinación, a encontrar la alegría en la fe y a aprender el discernimiento de espíritus: a acoger el bien y rechazar el mal, a seguir siendo y a ser cada vez más, en virtud de la esperanza de la fe, personas que aman en comunión con el Dios-Amor.

San Gabriel

Al Arcángel Gabriel lo encontramos sobre todo en el magnífico relato del anuncio de la encarnación de Dios a María, como nos lo refiere san Lucas (cf. Lc 1, 26-38). Gabriel es el mensajero de la encarnación de Dios. Llama a la puerta de María y, a través de él, Dios mismo pide a María su «sí» a la propuesta de convertirse en la Madre del Redentor: de dar su carne humana al Verbo eterno de Dios, al Hijo de Dios.

En repetidas ocasiones el Señor llama a las puertas del corazón humano. En el Apocalipsis dice al «ángel» de la Iglesia de Laodicea y, a través de él, a los hombres de todos los tiempos: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20). El Señor está a la puerta, a la puerta del mundo y a la puerta de cada corazón. Llama para que le permitamos entrar: la encarnación de Dios, su hacerse carne, debe continuar hasta el final de los tiempos.

Queridos amigos, vosotros tenéis la misión de llamar en nombre de Cristo a los corazones de los hombres. Entrando vosotros mismos en unión con Cristo, podréis también asumir la función de Gabriel: llevar la llamada de Cristo a los hombres.

San Rafael

San Rafael se nos presenta, sobre todo en el libro de Tobías, como el ángel a quien está encomendada la misión de curar. Cuando Jesús envía a sus discípulos en misión, además de la tarea de anunciar el Evangelio, les encomienda siempre también la de curar. El buen samaritano, al recoger y curar a la persona herida que yacía a la vera del camino, se convierte sin palabras en un testigo del amor de Dios. Este hombre herido, necesitado de curación, somos todos nosotros. Anunciar el Evangelio significa ya de por sí curar, porque el hombre necesita sobre todo la verdad y el amor.

[…] En segundo lugar, el libro de Tobías habla de la curación de la ceguera. Todos sabemos que hoy nos amenaza seriamente la ceguera con respecto a Dios. Hoy es muy grande el peligro de que, ante todo lo que sabemos sobre las cosas materiales y lo que con ellas podemos hacer, nos hagamos ciegos con respecto a la luz de Dios.

Curar la ceguera

Curar esta ceguera mediante el mensaje de la fe y el testimonio del amor es el servicio de Rafael, encomendado cada día al sacerdote y de modo especial al obispo. Así, nos viene espontáneamente también el pensamiento del sacramento de la Reconciliación, del sacramento de la Penitencia, que, en el sentido más profundo de la palabra, es un sacramento de curación. En efecto, la verdadera herida del alma, el motivo de todas nuestras demás heridas, es el pecado. Y sólo podemos ser curados, sólo podemos ser redimidos, si existe un perdón en virtud del poder de Dios, en virtud del poder del amor de Cristo. (Papa Emérito Benedicto XVI. Homilía. Sábado 29 de septiembre de 2007)

Reflexión 29 de septiembre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión 29 de septiembre de 2021.
Humildad, fidelidad y caridad las virtudes de los santos arcángeles
San Miguel nos enseña la humildad al reconocer quien es Dios, San Gabriel nos muestra la fidelidad que lleva a que Dios brille plenamente a través de nosotros y San Rafael es ejemplo de caridad sin buscar nuestros intereses sino los de Cristo Jesús.
Para la reflexión personal

Ayudar a otros en su camino hacia el Señor es uno de los más nobles cometidos de nuestra existencia. Los cristianos, cuando nos mantenemos cerca del Señor, cuando nuestra amistad con Él es verdadera, somos «portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Llenos de esperanza y confianza, te damos gracias Padre Celestial. El camino a lo largo de los senderos del tiempo es un viaje arriesgado, pero has puesto a nuestro lado compañeros atentos que nos sirven con intelecto de amor. Te damos gracias por el arcángen Miguel, que nos ayuda a combatir el buen combate de la fe. Te damos gracias por el arcángel Gabriel, que viene a nosotros envuelto de misterio y deposita en nuestro corazón tu Palabra, para que esta se vuelva en nosotros, como en María, obediencia y vida.

Gracias por el arcángel Rafael, que , en la hora de nuestro miedos y enfermedades, nos coge de la mano y nos conduce por el recto camino para que no nos desviemos del camino de la salvaación. Gracias por guardarnos como la niña de tus ojos, protegernos a la sombra de tus alas, nos haces gustar desde ahora, la dulzura de la íntima comunión contigo. Amén

Reflexión 29 de septiembre de 2021

Hoy celebramos la Memoria de:
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Hoy la Iglesia celebra, con categoría de fiesta, a los llamados arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. Sus nombres hacen referencia a sus funciones de intermediarios entre Dios y los hombres, así como ejecutores de sus órdenes y transmisores de sus mensajes

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