Reflexión Evangelio 8 de marzo | Tercera Semana de Cuaresma – Lunes

LA SALVACIÓN VIENE DE LO PEQUEÑO
Reflexión Evangelio 8 de marzo

Reflexión Evangelio 8 de marzo
Lunes 8 de marzo de 2021
Memoria de san Juan de Dios, religioso
Tercera Semana de Cuaresma


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Sal 129, 5. 7)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor viene la misericordia y la redención. R/.

EVANGELIO

Lucas 4, 24-30
Como Elías y Eliseo, Jesús no ha sido enviado sólo a los judíos.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: «Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria».

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Las lecturas del día nos hablan de la indignación: se indigna un leproso, Naamán el Sirio, que pide al profeta Eliseo que le cure, pero no aprecia el modo sencillo en el que tendría que ser esa curación. Y se indignan los habitantes de Nazaret ante las palabras de Jesús, su paisano. Es la indignación ante el plan de salvación de Dios que no sigue nuestros esquemas.

No es como pensamos nosotros que sea la salvación, la salvación que todos queremos. Jesús siente el desprecio de los doctores de la Ley que buscaban la salvación en la casuística de la moral y en tantos preceptos, pero el pueblo no confiaba en ellos. O los saduceos que buscaban la salvación en los compromisos con los poderes del mundo, con el Imperio…, unos con los corrillos clericales, otros con los corrillos políticos, buscaban la salvación así. Pero el pueblo tenía olfato y no les creía. Sí, creían en Jesús porque hablaba con autoridad.

Pero, ¿porqué ese desprecio? Porque en nuestro imaginario, la salvación debe venir de algo grande, de algo majestuoso; solo nos salvan los poderosos, los que tienen fuerza, los que tienen dinero, los que tienen poder: esos pueden salvarnos. Y el plan de Dios es otro. Se indignan porque no pueden entender que la salvación solo viene de lo pequeño, de la sencillez de las cosas de Dios.

¿Qué nos propone Jesús?

Cuando Jesús propone la vía de salvación nunca habla de cosas grandes, sino de cosas pequeñas. Son los dos pilares del Evangelio que se leen en Mateo, las Bienaventuranzas y, en el capítulo 25, el Juicio final: Ven, ven conmigo porque has hecho esto. Cosas sencillas. Tú no has buscado la salvación o tu esperanza en el poder, en los corrillos, en los negocios…; no, has hecho simplemente esto. Y eso indigna a muchos.

Como preparación a la Pascua, yo os invito —yo también lo haré— a leer las Bienaventuranzas y a leer a Mateo 25, y pensar y ver si algo de eso me indigna, me quita la paz. Porque la indignación es un lujo que solo pueden permitirse los vanidosos, los orgullosos. Si al final de las Bienaventuranzas Jesús dice una palabra que parece… ‘¿Pero, por qué dice esto?’. Bienaventurado quien no se escandaliza de mí’, quien no se indigna de esto, quien no siente indignación.

Nos hará bien dedicar un poco de tiempo —hoy, mañana— a leer las Bienaventuranzas, leer Mateo 25, y estar atentos a lo que sucede en nuestro corazón: si hay algo de indignación, pedir la gracia al Señor de entender que la única vía de salvación es la ‘locura de la Cruz’, es decir, el anonadamiento del Hijo de Dios, el hacerse pequeño. Representado aquí en el bautismo en el Jordán o en el pequeño pueblo de Nazaret. (S.S. Papa Francisco. Misa en Santa Marta. Lunes 29 de febrero del 2016.)

Reflexión Evangelio 8 de marzo
Fray Nelson Medina, O.P.
Cómo ser testigo del Señor en el lugar donde me encuentro.
Descubrimos cómo ser profetas allí donde Dios nos ha puesto al practicar las virtudes domésticas propias de la convivencia, la coherencia y la oración de intercesión.
Para la reflexión personal

«Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar tus ojos turbios… —Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia. Luego… no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!» San Josemaría Escrivá, Camino, n. 212.

Oración

Señor Jesús, aquí me tienes. No tengo otra esperanza. Tú me conoces. Ante ti está mi miseria. Ante ti están también todos mis deseos. Sólo tú puedes curarme. Tú eres el único que tienes palabras de vida eterna. Espero en ti, Jesús, espero en tu Palabra, porque tu misericordia es inmensa. No te pido signos maravillosos y desconcertantes. Te pido el don de un corazón humilde y dócil que se deje convencer por la fuerza persuasiva de tu Espíritu, que, junto con el Padre, está sobre todos, actúa por medio de todos y está presente en todos. Amén.

Hablar con Dios

El Canon Bíblico. Tema #3. Curso de Apologética I

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