Reflexión viernes 8 de octubre | 27a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

JESÚS NOS LIBERA DEL PECADO
Reflexión viernes 8 de octubre

Reflexión viernes 8 de octubre de 2021
27a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 12, 31-32)
R/. Aleluya, aleluya.

Ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Lucas 11, 15-26
Si yo expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: «Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿Cómo mantendrá su reino?

Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si el otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Jesús, que vino precisamente para liberar a los hombres del pecado y de la influencia de Satanás.

El Nuevo Testamento subraya con fuerza la autoridad de Jesús sobre los demonios, que expulsa «por el dedo de Dios» (Lc 11, 20). Desde la perspectiva evangélica, la liberación de los endemoniados (cf. Mc 5, 1-20) cobra un significado más amplio que la simple curación física, puesto que el mal físico se relaciona con un mal interior.

Jesús, ante todo nos libera del pecado

La enfermedad de la que Jesús libera es, ante todo, la del pecado. Jesús mismo lo explica con ocasión de la curación del paralítico: «Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: «A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa»» (Mc 2, 10-11). Antes que en las curaciones, Jesús venció el pecado superando él mismo las «tentaciones» que el diablo le presentó en el período que pasó en el desierto, después de recibir el bautismo de Juan (cf. Mc 1, 12-13; Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13).

Para combatir el pecado que anida dentro de nosotros y en nuestro entorno, debemos seguir los pasos de Jesús y aprender el gusto del «sí» que él dijo continuamente al proyecto de amor del Padre. Este «sí» requiere todo nuestro esfuerzo, pero no podríamos pronunciarlo sin la ayuda de la gracia, que Jesús mismo nos ha obtenido con su obra redentora.

Al dirigir nuestra mirada ahora al mundo contemporáneo, debemos constatar que en él la conciencia del pecado se ha debilitado notablemente. A causa de una difundida indiferencia religiosa, o del rechazo de cuanto la recta razón y la Revelación nos dicen acerca de Dios, muchos hombres y mujeres pierden el sentido de la alianza de Dios y de sus mandamientos. Además, muy a menudo la responsabilidad humana se ofusca por la pretensión de una libertad absoluta, que se considera amenazada y condicionada por Dios, legislador supremo.

La «nueva evangelización»

El drama de la situación contemporánea, que da la impresión de abandonar algunos valores morales fundamentales, depende en gran parte de la pérdida del sentido del pecado. A este respecto, advertimos cuán grande debe ser el camino de la «nueva evangelización». Es preciso hacer que la conciencia recupere el sentido de Dios, de su misericordia y de la gratuidad de sus dones, para que pueda reconocer la gravedad del pecado, que pone al hombre contra su Creador.

Es necesario reconocer y defender como don precioso de Dios la consistencia de la libertad personal, ante la tendencia a disolverla en la cadena de condicionamientos sociales o a separarla de su referencia irrenunciable al Creador.

[…] La «nueva evangelización» afronta este desafío. Debe esforzarse para que todos los hombres recuperen la certeza de que en Cristo es posible vencer el mal con el bien. Es preciso educar en el sentido de la responsabilidad personal, vinculada íntimamente a los imperativos morales y a la conciencia del pecado. El camino de conversión implica la exclusión de toda connivencia con las estructuras de pecado que hoy particularmente condicionan a las personas en los diversos ambientes de vida.(San Juan Pablo II. Audiencia General. Miércoles 25 de agosto de 1999).

Reflexión viernes 8 de octubre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión viernes 8 de octubre de 2021
Dios no te deja vacío.
Jesús al sacar la basura y el engaño de tu vida traerá lo verdadero, lo realmente bueno a tu corazón, Él no te dejará vacío.
Para la reflexión personal

Querer hacer la voluntad de Dios en todo, aceptarla con gozo, amarla, aunque humanamente parezca difícil y dura, no es la capitulación del más débil ante el más fuerte, sino la confianza del hijo en el Padre. Cuando ejercitamos nuestra libertad haciendo propio el querer divino, estamos convirtiendo nuestra vida en un continuo acto de amor. Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor, tu conoces hasta el fondo de mis debilidades, porque a ti no puedo esconderte, ni mis miedos, ni mis pobrezas. Sabes lo débiles que son mis fuerzas y lo que sufro, por las continuas tentación del mal y el Maligno. Te ruego, no me dejes solo en la hora de la tentación, revísteme de tu gracia, así mi poca voluntad, pueda dar resistencia a la acción del malvado. Ilumina con tu Espíritu Santo mi corazón, para que sea capaz de acudir a la luz de la fe, en esos momentos oscuros y difíciles, en que el enemigo me asalte. Haz que en el combate contra el poder del mal, que quiere derribarme, no cese yo de invocarte, porque solo junto a ti y contigo, nadie podrá sorprenderme. Envía tu Espíritu y seré fortaleceme. Amén.


Evangelio de ayer:
EL ROSARIO ES ORACIÓN POR LA PAZ

Por si no lo has visto:
Una Hora de Alabanzas para el MEC por Juan Soriano

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