San José, Esposo de la Virgen María | Reflexión Evangelio 19 de marzo – Solemnidad

SOSTIENE A SU ESPOSA EN LA FE
San José, Esposo de la Virgen María

San José, Esposo de la Virgen María – Solemnidad
Viernes 19 de marzo de 2021
Cuarta Semana de Cuaresma

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Sal 83, 5)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor. te alabarán. R/.

EVANGELIO

Mateo 1, 16. 18-21. 24
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: «José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado que san José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo. (…) Precisamente José de Nazaret «participó» en este misterio como ninguna otra persona, a excepción de María, la Madre del Verbo Encarnado. El participó en este misterio junto con ella, comprometido en la realidad del mismo hecho salvífico, siendo depositario del mismo amor, por cuyo poder el eterno Padre «nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo» (Ef 1, 5).

Existe una profunda analogía entre la «anunciación» del texto de Mateo y la del texto de Lucas. El mensajero divino introduce a José en el misterio de la maternidad de María. La que según la ley es su «esposa», permaneciendo virgen, se ha convertido en madre por obra del Espíritu Santo. Y cuando el Hijo, llevado en el seno por María, venga al mundo, recibirá el nombre de Jesús. 

(…) El mensajero se dirige a José como al «esposo de María», aquel que, a su debido tiempo, tendrá que imponer ese nombre al Hijo que nacerá de la Virgen de Nazaret, desposada con él. El mensajero se dirige, por tanto, a José confiándole la tarea de un padre terreno respecto al Hijo de María. El la tomó en todo el misterio de su maternidad; la tomó junto con el Hijo que llegaría al mundo por obra del Espíritu Santo, demostrando de tal modo una disponibilidad de voluntad, semejante a la de María, en orden a lo que Dios le pedía por medio de su mensajero.

Sostiene a su esposa en la fe

De este misterio divino José es, junto con María, el primer depositario. Con María —y también en relación con María— él participa en esta fase culminante de la autorrevelación de Dios en Cristo, y participa desde el primer instante. (…) José es el primero en participar de la fe de la Madre de Dios, y que, haciéndolo así, sostiene a su esposa en la fe de la divina anunciación. El es asimismo el que ha sido puesto en primer lugar por Dios en la vía de la «peregrinación de la fe», a través de la cual, María, sobre todo en el Calvario y en Pentecostés, precedió de forma eminente y singular.

El varón justo, que llevaba consigo todo el patrimonio de la Antigua Alianza, ha sido también introducido en el «comienzo» de la nueva y eterna Alianza en Jesucristo. Que él nos indique el camino de esta Alianza salvífica, ya a las puertas del próximo Milenio, durante el cual debe perdurar y desarrollarse ulteriormente la «plenitud de los tiempos», que es propia del misterio inefable de la encarnación del Verbo. Que san José obtenga para la Iglesia y para el mundo, así como para cada uno de nosotros, la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Exhortación Apostólica Redemptoris Custos Del Sumo Pontífice, Juan Pablo II)


La obediencia y el liderazgo de San José.
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
Una obediencia sin liderazgo ni iniciativa se convierte en pasividad y derrota; el liderazgo sin obediencia ni escucha se convierte en tiranía y en capricho.
Para la reflexión personal

«¿Qué otra cosa fue su vida sino una entera dedicación al servicio para el que había sido llamado? San José, esposo de la Virgen María, padre legal de Jesús (…), consumió su vida con la atención puesta en ellos, entregado al cumplimiento de la misión para la que había sido llamado. (F. Suárez, José, esposo de María, pp. 276-277.)

Oración

Padre nuestro, tú encomendaste tu Hijo Jesús al cuidado delicado de José. Danos la fe de este hombre justo, Patrón de nuestra Iglesia, para que siempre te escuchemos y te sirvamos en todo lo que nos pides aun cuando no entendamos perfectamente a dónde nos llevas. Haz que, como San José, vivamos siempre cercanos e íntimos a tu Hijo Jesucristo. Amén.

Para la Lectura Espiritual
Exhortación Apostólica Redemptoris Custos Del Sumo Pontífice, Juan Pablo II
San José Obrero. Patrono de los trabajadores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.