Reflexión martes 28 de septiembre | 26a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

LIBERTAD Y SEGUIMIENTO DE CRISTO
Reflexión martes 28 de septiembre

Reflexión martes 28 de septiembre de 2021
26a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mc. 10, 45)
R/. Aleluya, aleluya.

El Hijo del hombre vino a servir y a dar su vida por la redención de todos. R/.

EVANGELIO

Lucas 9, 51-56
Jesús tomó la firme determinación de ir a Jerusalén.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén.

Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
«Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?». Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea. 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Las lecturas bíblicas de la misa de este domingo nos invitan a meditar en un tema fascinante, que se puede resumir así:  libertad y seguimiento de Cristo. El evangelista san Lucas relata que Jesús, «cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, se dirigió decididamente a Jerusalén» (Lc 9, 51). En la palabra «decididamente» podemos vislumbrar la libertad de Cristo, pues sabe que en Jerusalén lo espera la muerte de cruz, pero en obediencia a la voluntad del Padre se entrega a sí mismo por amor.

La libertad como servicio

En su obediencia al Padre Jesús realiza su libertad como elección consciente motivada por el amor. ¿Quién es más libre que él, que es el Todopoderoso? Pero no vivió su libertad como arbitrio o dominio. La vivió como servicio. De este modo «llenó» de contenido la libertad, que de lo contrario sería sólo la posibilidad «vacía» de hacer o no hacer algo. La libertad, como la vida misma del hombre, cobra sentido por el amor. En efecto, ¿quién es más libre? ¿Quien se reserva todas las posibilidades por temor a perderlas, o quien se dedica «decididamente» a servir y así se encuentra lleno de vida por el amor que ha dado y recibido?

El apóstol san Pablo, escribiendo a los cristianos de Galacia, en la actual Turquía, dice:  «Hermanos, habéis sido llamados a la libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para vivir según la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros» (Ga 5, 13). Vivir según la carne significa seguir la tendencia egoísta de la naturaleza humana. En cambio, vivir según el Espíritu significa dejarse guiar en las intenciones y en las obras por el amor de Dios, que Cristo nos ha dado.

Por tanto, la libertad cristiana no es en absoluto arbitrariedad; es seguimiento de Cristo en la entrega de sí hasta el sacrificio de la cruz. Puede parecer una paradoja, pero el Señor vivió el culmen de su libertad en la cruz, como cumbre del amor. Cuando en el Calvario le gritaban:  «Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz», demostró su libertad de Hijo precisamente permaneciendo en aquel patíbulo para cumplir a fondo la voluntad misericordiosa del Padre.

Permanecer en la verdad

Muchos otros testigos de la verdad han compartido esta experiencia:  hombres y mujeres que demostraron que seguían siendo libres incluso en la celda de una cárcel, a pesar de las amenazas de tortura. «La verdad os hará libres». Quien pertenece a la verdad, jamás será esclavo de algún poder, sino que siempre sabrá servir libremente a los hermanos.

Contemplemos a María santísima. La Virgen, humilde esclava del Señor, es modelo de persona espiritual, plenamente libre por ser inmaculada, inmune de pecado y toda santa, dedicada al servicio de Dios y del prójimo. Que ella, con su solicitud materna, nos ayude a seguir a Jesús, para conocer la verdad y vivir la libertad en el amor. (Papa Emérito Benedicto XVI. Ángelus. Domingo 1 de julio de 2007)

Reflexión martes 28 de septiembre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión martes 28 de septiembre de 2021
Servir a Dios para ganar corazones para Él no para tener éxito.
No siempre la ruta de lo que parece más exitoso o más popular es la ruta del verdadero servicio a Dios.
Para la reflexión personal

También el dolor, el sufrimiento o el fracaso que Dios permite están orientados a ese fin más alto, que nunca debemos perder de vista: «Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación.» (Cfr. 1 Tes, 4, 3). Dios nos ama siempre: cuando nos da consuelos y cuando permite la molestia, la aflicción, el sufrimiento, la pobreza, el fracaso… 
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor, bendigo el valor con el que endureciste tu rostro como piedra y emprendiste el camino a la Cruz, aún sabiendo que nosotros te habríamos correspondido con la incredulidad, la indiferencia e incluso la hostilidad. El camino hacia Jerusalén es un itinerario necesario para nuestra salvación, es un camino de amor y sacrificio, así como también de rechazo e incomprensiones, incluso de las personas mas cercanas a nosotros. Gracias por tu misericordia, que nos ha hecho partícipes de las promesas que hiciste a tu pueblo Israel. Gracias por tu fidelidad, que sigue fiándose de nosotros y creyendo en nuestro discipulado, a pesar de nuestros defectos y caídas. Me aferro al borde de tu manto, seguro de ser curado de mis infidelidades y ser conducido a la casa del Padre. Amén.


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