Reflexión Martes 15 de junio | 11a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

SUPERAR LO ESPONTÁNEO
Reflexión Martes 15 de junio

Reflexión Martes 15 de junio de 2021
11a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 13, 34)
R/. Aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/.

EVANGELIO

Mateo 5, 43-48
Amen a sus enemigos.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.

Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿Qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿Qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Saludar a los que nos saludan lo hacen todos. Amar a los que nos aman, es algo espontáneo, no tiene ningún mérito. Lo que ha de caracterizar a los cristianos es algo «extraordinario»: saludar a los que no nos saludan, amar a los enemigos, hacer el bien a los que nos aborrecen.

Jesús pone por delante como modelo nada menos que a Dios: «así seréis hijos de vuestro Padre, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos… sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

El que mejor ha imitado a Dios Padre es Jesús mismo. Si por alguien mostró preferencias fue por los pobres, los débiles, los marginados por la sociedad, los pecadores. Y, al final, entregó su vida por todos y murió perdonando a los mismos que le crucificaban.

En nuestra pequeña historia de cada día caben, por desgracia, la distinción de personas por simpatía o interés, las rencillas e indiferencias sostenidas, o el rencor hacia quienes nos parece que no nos miran bien. Tenemos un campo de examen y de propósito al leer estas recomendaciones de Jesús.

Debemos superar lo que nos resulta espontáneo -poner buena cara a los amigos, mala a los que no nos resultan simpáticos- y actuar como Dios, que es Padre de todos y manda su sol y su lluvia sobre todos. Nosotros no le daremos lluvia a nadie, pero sí le podemos ofrecer buena cara, acogida, ayuda y palabras amables y, cuando haga falta, perdón.

Perdonar siempre

Tal vez lo primero que tenemos que «perdonar» a los otros es eso, el que sean «otros», con su carácter, sus manías, sus opiniones. Nos encontramos con personas de otra cultura, edad y formación y, a veces, de raza y de situación social diferentes. Entonces es cuando tenemos que recordar la consigna de amar a todos, como el Padre, como Cristo. Porque cuando nos resultan simpáticos, no hace falta recordar ninguna consigna.

El gesto de paz que hacemos antes de ir a comulgar ¿lo restringimos mentalmente sólo para los amigos y los que congenien con nosotros, o lo entendemos como gesto simbólico de que, a lo largo de la jornada, pondremos buena cara a todos? (José Aldazabal. Enséñame tus Caminos Tiempo Ordinario. Semanas X-XXI. , Vol. 5, CPL, Barcelona, 1997 pp. 40-43)

Reflexión Martes 15 de junio

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Martes 15 de junio de 2021
Tu generosidad se cualifica con tu necesidad.
El sacrificio de Cristo hasta despojarse de todo es la fuente misma de la generosidad cristiana
Para la reflexión personal

«Si el orfebre martillea repetidamente el oro, es para quitar de él la escoria; si el metal es frotado una y otra vez con la lima es para aumentar su brillo. El horno prueba la vasija del alfarero, el hombre se prueba en la tribulación» San Pedro Damián, Cartas 8, 6. tomado de Hablar con Dios

Oración

Señor, gracias por tu misericordia, que se muestra benéfica conmigo cuando me ve bueno y cuando me ve malvado. Recompensa como yo no sé hacer a todos los que me aman y me hacen bien; reconcilia conmigo a quienes me persiguen y me odian. Señor, acrece el conocimiento y el testimonio de la gracia de Jesucristo, que, de rico como era en cuanto Hijo de Dios, se hizo pobre por mí, para que yo llegara a ser rico por medio de su empobrecimiento como hombre. Escúchanos, para que te alabemos mientras vivamos. Amén.


Tema #1: Introducción Al Libro De Apocalipsis – Curso de Apologética II

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