Reflexión Martes 8 de junio | 10ma. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

¿CÓMO QUERÉIS VIVIR?
Reflexión Martes 8 de junio

Reflexión Martes 8 de junio de 2021
10ma. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mt 5. 16)
R/. Aleluya, aleluya.

Que brille la luz de ustedes ante los hombres, dice el Señor, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos. R/.

EVANGELIO

Mateo 5, 13-16
Ustedes son la luz del mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.

Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Esto nos maravilla un poco si pensamos en quienes tenía Jesús delante cuando decía estas palabras. ¿Quiénes eran esos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla… Pero Jesús les mira con los ojos de Dios, y su afirmación se comprende precisamente como consecuencia de las Bienaventuranzas. Él quiere decir: si sois pobres de espíritu, si sois mansos, si sois puros de corazón, si sois misericordiosos… seréis la sal de la tierra y la luz del mundo.

Para comprender mejor estas imágenes, tengamos presente que la Ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada ofrenda presentada a Dios, como signo de alianza. La luz, para Israel, era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo.

Los cristianos, nuevo Israel, reciben, por lo tanto, una misión con respecto a todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda a la humanidad. Todos nosotros, los bautizados, somos discípulos misioneros y estamos llamados a ser en el mundo un Evangelio viviente: con una vida santa daremos «sabor» a los distintos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como lo hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de una caridad genuina.

Pero si nosotros, los cristianos, perdemos el sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la eficacia. ¡Qué hermosa misión la de dar luz al mundo! Es una misión que tenemos nosotros. ¡Es hermosa! También es muy bello conservar la luz que recibimos de Jesús, custodiarla, conservarla.

¿Cómo queréis vivir?

El cristiano debería ser una persona luminosa, que lleva luz, que siempre da luz. Una luz que no es suya, sino que es el regalo de Dios, es el regalo de Jesús. Y nosotros llevamos esta luz. Si el cristiano apaga esta luz, su vida no tiene sentido: es un cristiano sólo de nombre, que no lleva la luz, una vida sin sentido.

Pero yo os quisiera preguntar ahora: ¿Cómo queréis vivir? ¿Cómo una lámpara encendida o como una lámpara apagada? ¿Encendida o apagada? ¿Cómo queréis vivir? [la gente responde: ¡Encendida!] ¡Lámpara encendida! Es precisamente Dios quien nos da esta luz y nosotros la damos a los demás. ¡Lámpara encendida! Ésta es la vocación cristiana. (S.S. Papa Francisco. Ángelus Plaza de San Pedro. Domingo 9 de febrero de 2014)

Reflexión Martes 8 de junio

Fray Nelson Medina, O.P.
La vida cristiana no puede ser vacilante.
Reflexión Martes 8 de junio de 2021
El saber adaptar nuestras palabras, el buscar la mejor manera de llegar a los corazones e iluminarlos hace que nuestro comportamiento cristiano no vacile.
Para la reflexión personal

«Los hombres podemos ser causa de alegría o de tristeza, luz u oscuridad, fuente de paz o de inquietud, fermento que esponja o peso muerto que retrasa el camino de otros. Nuestro paso por la tierra no es indiferente: ayudamos a otros a encontrar a Cristo o los separamos de Él; enriquecemos o empobrecemos.» Tomado de Hablar con Dios.

Oración

Al terminar nuestra meditación, acudamos confiadamente a la Santísima Virgen, modelo perfecto de la correspondencia amorosa a la vocación cristiana, para que aparte eficazmente de nuestra alma toda sombra de tibieza. Y le pedimos también a los Ángeles Custodios que nos hagan ser diligentes en el servicio de Dios. Concédenos Señor, alumbrar y dar sabor al mundo. No por vanagloria ni haciendo alarde de los dones con los que nos has proveído, sino para que los demás, con nuestro testimonio, te den gloria a ti Señor de Señores. Amén.


Tema #1: Introducción Al Libro De Apocalipsis – Curso de Apologética II

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