Reflexión Viernes 25 de junio | 12a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

LA IMPORTANCIA DE ESTAR CERCA
Reflexión Viernes 25 de junio

Reflexión Viernes 25 de junio de 2021
12a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mt. 8, 17)
R/. Aleluya, aleluya.

Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. R/.

EVANGELIO

Mateo 8, 1-4
Señor, si quieres, puedes curarme.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes curarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole: «Sí quiero, queda curado».

Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: «No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El primero en mancharse las manos fue Jesús, acercándose a los excluidos de su tiempo. Se ensució las manos, por ejemplo, tocando a los leprosos, curándolos. Y enseñando a la Iglesia la importancia de la cercanía. Lo cuenta el Evangelio de hoy: un enfermo de lepra que se adelanta y se postra ante Jesús, diciéndole: Señor, si quieres, puedes limpiarme (cfr. Mt 8,2). Y Jesús lo toca y lo sana.

El milagro ocurre a los ojos de los doctores de la ley, para quienes el leproso era un impuro. La lepra era una condena de por vida, y ¡curar a un leproso era tan difícil como resucitar un muerto! Por eso eran marginados. Jesús, en cambio, tiende la mano al excluido y muestra el valor fundamental de una palabra: cercanía.

No se puede hacer comunidad sin cercanía. La paz sin cercanía, no se puede hacer. No se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podía haberle dicho: ¡Cúrate! Pero no, se acercó y lo tocó (cfr. Mt 8,3). ¡Y mucho más, porque en el momento en que Jesús tocó al impuro, él mismo se hace impuro! Es el misterio de Jesús: toma sobre sí nuestras suciedades, nuestras cosas impuras. San Pablo lo dice muy bien: «Siendo igual a Dios, no lo estimó como cosa a que aferrarse, sino que se anonadó a sí mismo» (cfr. Flp. 2,6-7). Y luego, San Pablo va más allá: «Se hizo pecado» (cfr.2 Cor 5,21). ¡Jesús se hizo pecado, se excluyó, tomó sobre sí la impureza, por acercarse a nosotros!

La cercanía asombra

El pasaje del Evangelio recoge también la invitación que Jesús hace al leproso ya curado: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés» (Mt 8,4). Porque para Jesús, además de la proximidad, es fundamental también la inclusión.

Muchas veces pienso que es, no digo imposible, pero sí muy difícil hacer el bien sin mancharse las manos. Y Jesús se ensució con su cercanía. E incluso va más allá, y le dice: «Ve al sacerdote y haz lo que se hace cuando un leproso se cura». A éste, que era un excluido de la vida social, Jesús lo incluye: lo incluye en la Iglesia, lo incluye en la sociedad: Ve, para que todas las cosas sean como deben ser. ¡Jesús no margina a nadie, jamás! Es más, se margina a sí mismo para incluir a los marginados, para incluirnos a nosotros —pecadores y marginados— con su vida.

Se comprende el asombro que Jesús provoca con sus afirmaciones y sus gestos. Cuánta gente seguía a Jesús en ese momento, y ha seguido a Jesús a lo largo de la historia, porque está asombrada de cómo habla. Cuánta gente mira desde lejos, pero no comprende, o no le interesa. Y cuánta gente mira de lejos, pero con mal corazón, para poner a prueba a Jesús, para criticarlo, para condenarlo. Y cuánta gente mira desde lejos, porque no tienen el valor que tuvo el leproso, ¡pero tienen tantas ganas de acercarse!

¿Sé acercarme?

En aquel caso, Jesús le tendió la mano. Hoy, no como en este caso, pero sí esencialmente nos tiende la mano a todos, haciéndose uno de nosotros, como nosotros: pecador como nosotros, pero sin pecado, aunque sí manchado por nuestros pecados. Esa es la cercanía cristiana. Una preciosa palabra, la cercanía. Hagamos examen de conciencia: ¿Sé acercarme? ¿Tengo ánimo, fuerza, valentía para tocar a los marginados?  ¿Tengo la valentía de acortar las distancias, como hizo Jesús? (S.S. Papa Francisco Homilía en Santa Marta. Viernes 26 de junio de 2015)

Reflexión Viernes 25 de junio de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Viernes 25 de junio de 2021.
La entrega de la sexualidad es la entrega del ser.
Dios al querer dejar el sello de su presencia en la sexualidad nos dice que Él quiere estar presente en lo más íntimo de nuestro ser, quiere ser la mayor de nuestras alegrías y que dejemos su presencia cuando partamos de esta tierra.
Para la reflexión personal

«Cristo necesita de vosotros y os llama para ayudar a millones de hermanos vuestros a ser plenamente hombres y a salvarse. Vivid con esos nobles ideales en vuestra alma (…). Abrid vuestro corazón a Cristo, a su ley de amor; sin condicionar vuestra disponibilidad, sin miedo a respuestas definitivas, porque el amor y la amistad no tienen ocaso» San Juan Pablo II, Discurso en Javier, 6-XI-1982. tomado de Hablar con Dios

Oración

Señor, Dios compasivo y lento a la ira, por amor a Abrahán, por amor a todos los humildes, los puros, los justos de todos los tiempos y de todos los lugares, ten piedad de mí; purifícame de toda culpa y revísteme de tu santidad e inocencia, para que siempre esté dispuesto a seguirte a todas partes, dando testimonio de la alegría con la que colmas a los que acogen tu misericordia. Amén


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