Tercer Martes de Adviento | San Juan de la Cruz, doctor de la Iglesia – Memoria.

DOS ACTITUDES TÍPICAS
Tercer Martes de Adviento

Tercer Martes de Adviento
Reflexión martes 14 de diciembre de 2021
San Juan de la Cruz , presbítero y doctor de la Iglesia
Memoria

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Ven, Señor, no te tardes; ven a perdonar los delitos de tu pueblo. R/.

EVANGELIO

Mateo 21, 28-32
Vino Juan y los pecadores sí le creyeron.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?».

Ellos le respondieron: «El segundo». Entonces Jesús les dijo: «Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

[…] ¿Qué evoca la imagen de la viña? Siguiendo los textos evangélicos, podríamos decir que representa a todo el universo creado que, gracias a la venida de Cristo, se convierte de una manera particular en propiedad de Dios. En efecto, gracias a la redención de Cristo, el universo y el hombre comienzan a pertenecer de modo nuevo a Dios. Por tanto, podemos afirmar que la Navidad es, en cierto sentido, el día santo en el que el mundo visible y el hombre se convierten en la viña del Señor.

A partir de dicho acontecimiento, el universo animado e inanimado cobra un significado diverso e inesperado, puesto que «Dios —como nos recuerda el evangelista san Juan— amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16). ¿No encierran estas palabras el sentido profundo de la imagen de la viña, a la que Jesús se refiere con frecuencia en su predicación?

Por el misterio de la encarnación del Verbo, el hombre y el universo pueden alegrarse, sintiéndose «viña del Señor», objeto del amor salvífico de Dios.

«Ve (…) a trabajar en mi viña» (cf. Mt 21, 28), dice el padre de la parábola evangélica a sus dos hijos, y espera de ellos una respuesta; no se contenta con palabras; quiere que lo hagan realmente. Los dos responden de modo diferente: el primero dice que va, pero después no lo hace; el segundo, en cambio, aparentemente rechaza la invitación del padre, pero luego se arrepiente y hace lo que se le pide.

Dos actitudes típicas

El evangelista san Mateo presenta así las dos actitudes típicas que los hombres, en el arco de la historia, adoptan con respecto a Dios. La invitación evangélica a trabajar en la viña del Señor resuena en la vida y en el corazón de todo hombre y toda mujer, llamados a comprometerse concretamente en la viña divina y a participar en la misión de salvación. En esta parábola, cada uno de nosotros puede reconocer su propia experiencia personal.

Como recuerda el concilio ecuménico Vaticano II, «el progreso humano, que es un gran bien del hombre, lleva consigo, sin embargo, una gran tentación: la de que los individuos y los grupos, turbada la jerarquía de valores y mezclado el bien con el mal, miren sólo sus intereses propios y no los de los demás. Lo que hace que el mundo no sea ya un espacio de verdadera fraternidad, mientras el poder acrecentado de la humanidad amenaza con destruir al propio género humano » (Gaudium et spes, 37).

Dejarse guiar por el Espíritu divino

[…] Sólo cuando el hombre, dejándose guiar por el Espíritu divino, se esfuerza por animar las realidades terrenas en la perspectiva del reino de Dios (cf. ib., 72), coopera en la realización del auténtico progreso de la humanidad. Es el Espíritu quien, favoreciendo el encuentro con el Hijo de Dios vivo, aleja del corazón del hombre toda presunción intelectual y lo lleva al verdadero bien y a la verdadera sabiduría, un don que hay que pedir y acoger con humildad. 

[…] Jesús llama a cada uno a multiplicar en nuestra ciudad los lugares donde se proclame y profundice su Palabra de verdad, a fin de que se convierta en luz y apoyo para todos. Abramos nuestro corazón al Señor que viene, para que, cuando llegue, nos encuentre a todos dispuestos a cumplir su voluntad. María, Madre de la Sabiduría, ayúdanos a ser, como tú, dóciles servidores de tu Hijo Jesús. Amén. (San Juan Pablo II. Extracto de Homilía. Martes 16 de diciembre de 1997)

Reflexión Tercer Martes de Adviento

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Tercer Martes de Adviento
El Adviento: desplazamiento de la confianza.
La persona que vive la espiritualidad del Adviento es consciente de que ha cometido errores, de que es frágil, del poder del pecado y la tentación en su vida; por todo ello desplaza su esperanza y su confianza al Señor.
Para la reflexión personal

Para imitar al Señor, para ser verdaderamente discípulos suyos, «hay que mirarse en Él. No basta con tener una idea general del espíritu de Jesús, sino que hay que aprender de Él detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas, para sacar de ahí fuerza, luz, serenidad, paz. Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Gracias, Señor, por el privilegio de poder trabajar en tu viña. Mi anhelo es estar siempre a tu servicio y colaborar contigo en la evangelización. Me has enriquecido con muchos talentos que puedo poner al servicio de la Iglesia, del Movimiento y de los demás. No permitas que mi miopía, mi egoísmo y amor propio me hagan avaro, indiferente o sordo a la invitación que diariamente me haces de colaborar en la extensión de tu Reino.


Hoy celebramos a
San Juan de la Cruz
Presbítero, carmelita descalzo, doctor de la Iglesia. Nuestro santo nació en Fontiveros en 1542, ignorándose el mes y el día. El nombre de Juan responde a Juan el Bautista.La ejemplaridad de Juan de la Cruz es inmensa. Además de maestro, es escritor y doctor de la Iglesia. Fue fundador de los descalzos carmelitas y ocupó diferetnes responsabilidades. Sabía iluminar y estimular en el seguimiento de Cristo, quitando tropiezos y alentando positivamente desde la vida teologal.

Evangelio de ayer
TENER EL CORAZÓN FIRME, SOBRE LA ROCA

Por si no lo has visto
Una Hora de Alabanzas para el MEC – Juan Soriano – testimonio

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