Décimo Quinto Domingo Tiempo Ordinario | Reflexión Evangelio 11 de julio – Ciclo B

EL ESTILO DE LOS APÓSTOLES DE CRISTO
Décimo Quinto Domingo

Décimo Quinto Domingo Tiempo Ordinario
Reflexión Evangelio 11 de julio
Ciclo B

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Ef 1, 17-18)
R/. Aleluya, aleluya.

Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.

EVANGELIO

Marcos 6, 7-13
Envió a los discípulos de dos en dos.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: «Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos».

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban. 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Décimo Quinto Domingo.
Dios nos envía como testigos en el mundo. Dios no se sirve normalmente de revelaciones directas, ni de ángeles. Es la Iglesia, o sea, los cristianos, los que continúan y visibilizan la voz y la obra salvadora de Cristo Jesús.  Cada uno desde una misión peculiar: no todos escriben «encíclicas». Pero sí todos los cristianos somos misioneros y testigos de la Palabra de Dios en el mundo en que nos toca vivir: padres, catequistas, maestros, médicos, etc. Todos, por el bautismo y la confirmación, recibimos el noble encargo de dar testimonio de Cristo.

Los apóstoles de Cristo tienen un estilo propio. El evangelio de hoy, sin llegar a ser un «manual de apóstoles», nos pone unos interrogantes, y nos dice qué estilo de apostolado quería Cristo que tuvieran sus enviados. O sea, nosotros, cada uno en su tarea cristiana de testigos en el mundo de hoy.

La pobreza «evangélica»

Ante todo, la pobreza «evangélica»: basta con unas sandalias y un bastón, un modo de decir «lo imprescindible», sin demasiados repuestos y apoyos materiales. No se trata tanto de un sentido literal, sino de una espíritu de radical desinterés económico, para que nuestro apoyo sea la fuerza de la Palabra y no los medios técnicos, que por otra parte, nos harán falta (la Madre Teresa necesita millones para su obra de atención a los pobres; los responsables de la animación de una diócesis o de la Iglesia universal tendrán que echar mano de medios técnicos para su misión). Pero el espíritu es claro: el enviado de Cristo no tiene que tener apego ni interés propio en estos medios.

Disponibilidad y dedicación

Total disponibilidad y dedicación, sin caer en tentaciones de profesionalismo, ni de instalación cómoda. Además, el verdadero enviado no se «vende», buscando el aplauso, o el interés propio. Seguramente un verdadero profeta de Cristo -sea ministro ordenado o laico de a pie que decide ser coherente en este mundo- debe contar con la incomprensión y hasta con la persecución. Como Cristo, o los apóstoles, que en algunas partes sí serán recibidos pero en otras, no. Un cristiano que da testimonio de los valores del evangelio, muchas veces contrarios a los que pregona el mundo, resulta incómodo. Pero no por eso debe claudicar en su tarea profética.

Predicar con palabras y obras

Lo que debe predicar es el Reino, la Buena Noticia, la Palabra de Dios: no a sí mismo; la iniciativa es de Dios, no del mismo apóstol, y el contenido de su anuncio también. Amós predica lo que Dios le ha encargado. Los apóstoles anuncian el Reino: la palabras y el mensaje que han visto y oído en Jesús. Y eso lo deben (debemos) hacer con palabras y obras: además de las palabras, que pueden ser más o menos creíbles, el cristiano debe dar testimonio con su vida y sus obras: aquellos apóstoles expulsaban demonios y curaban enfermos. Exactamente como hizo Cristo.

De nuevo hoy es un día en que el primer interpelado por la Palabra es el mismo predicador. Y no está mal que lo indique así. Porque es un examen de conciencia de si somos a no apóstoles de Cristo según el estilo que El quiere. Pero el mensaje interpela a cualquier cristiano, que no sólo está en este mundo «para salvarse él», sino para ayudar a otros, o sea, para ser misionero y apóstol, en nombre de Cristo, y en el ámbito de la Iglesia. Todos tenemos la misma misión. (J. Aldazabal. Misa Dominical (1988), 15)

Décimo Quinto Domingo Tiempo Ordinario

Fray Nelson Medina, O.P.
Grandeza y pequeñez.
Décimo Quinto Domingo Tiempo Ordinario, CICLO B
Cristo quiere que sus predicadores tengan gran autoridad para vencer al pecado, al demonio, a la enfermedad; y al tiempo los quiere pequeños y que dependan solo de Dios para ser libres de predicar conversión.
Para la reflexión personal

Un sacerdote es para la humanidad más valioso que todos los bienes materiales y humanos juntos. Hemos de pedir mucho por la santidad de los sacerdotes, hemos de ayudarles y sostenerlos con la oración y con nuestro aprecio. Debemos ver en ellos al mismo Cristo. Tomado de Hablar con Dios

Oración

Hoy, Señor, me resulta fatigoso acoger la Palabra que me diriges: me estás diciendo que salga de mi pequeño mundo, me estás repitiendo que estar contigo no es una cuestión privada e intimista, sino camino, riesgo, apertura, comunicación, conflicto, encuentro. Porque éstas son las consecuencias del amor con el que desde siempre me has amado y del que me has hecho testigo. Si me miro a mí mismo y a mis fatigas, me espanto y te pido perdón por las flaquezas de mi respuesta a tu llamada. Si miro hacia ti, te bendigo, Señor, porque en tu grandioso proyecto de salvación has querido contar también conmigo. ¡A ti gloria y alabanza, oh Dios mío! Amén.


Sigue nuestro Curso de Apologética II
Tema #2: Presentación De Cristo A La Comunidad – Curso de Apologética II

Tema#1: Introducción Al Libro De Apocalipsis

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *