III Domingo de Adviento | Reflexión 12 de diciembre – Gaudete – Ciclo C

EL SEÑOR ESTÁ CERCA
III Domingo de Adviento

III Domingo de Adviento
Reflexión 12 de diciembre de 2021
Domingo Gaudete – Ciclo C

Aleluya Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

EVANGELIO

Lucas 3, 10-18
¿Qué hacemos nosotros?

Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».

Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».

Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas:
Este domingo, tercero del tiempo de Adviento, se llama domingo «Gaudete«, «estad alegres», porque la antífona de entrada de la santa misa retoma una expresión de san Pablo en la carta a los Filipenses, que dice así: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres». E inmediatamente después añade el motivo: «El Señor está cerca» (Flp 4, 4-5). Esta es la razón de nuestra alegría. Pero ¿qué significa que «el Señor está cerca»? ¿En qué sentido debemos entender esta «cercanía» de Dios?

El apóstol san Pablo, al escribir a los cristianos de Filipos, piensa evidentemente en la vuelta de Cristo, y los invita a alegrarse porque es segura. Sin embargo, el mismo san Pablo, en su carta a los Tesalonicenses, advierte que nadie puede conocer el momento de la venida del Señor (cf. 1 Ts 5, 1-2), y pone en guardia contra cualquier alarmismo, como si la vuelta de Cristo fuera inminente (cf. 2 Ts 2, 1-2).

Así, ya entonces, la Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, comprendía cada vez mejor que la «cercanía» de Dios no es una cuestión de espacio y de tiempo, sino más bien una cuestión de amor: el amor acerca. La próxima Navidad nos recordará esta verdad fundamental de nuestra fe y, ante el belén, podremos gustar la alegría cristiana, contemplando en Jesús recién nacido el rostro de Dios que por amor se acercó a nosotros.

A esta luz, para mí es un verdadero placer renovar la hermosa tradición de la bendición de las estatuillas del Niño Jesús que se pondrán en el belén. Me dirijo en particular a vosotros, queridos muchachos y muchachas de Roma, que habéis venido esta mañana con vuestras estatuillas del Niño Jesús, que ahora bendigo.

Os invito a uniros a mí siguiendo atentamente esta oración:

Dios, Padre nuestro,
tú has amado tanto a los hombres
que nos has mandado a tu Hijo único Jesús,
nacido de la Virgen María,
para salvarnos y guiarnos de nuevo a ti.

Te pedimos que, con tu bendición,
estas imágenes de Jesús,
que está a punto de venir a nosotros,
sean en nuestros hogares
signo de tu presencia y de tu amor.

Padre bueno,
bendícenos también a nosotros,
a nuestros padres,
a nuestras familias y a nuestros amigos.

Abre nuestro corazón,
para que recibamos a Jesús con alegría,
para que hagamos siempre lo que él nos pide
y lo veamos en todos
los que necesitan nuestro amor.

Te lo pedimos en nombre de Jesús,
tu Hijo amado,
que viene para dar al mundo la paz.
Él vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Y ahora recemos juntos la oración del Angelus Domini, invocando la intercesión de María para que Jesús, que al nacer trae a los hombres la bendición de Dios, sea acogido con amor en todos los hogares de Roma y del mundo.

Después del Ángelus

Al aproximarse la celebración del Nacimiento de Jesucristo, Príncipe de la paz, os invito a prepararos a esta fiesta de gozo y salvación intensificando la plegaria, avivando la alegría interior y dedicándoos a la escucha meditativa de la Palabra de Dios, para después transmitirla con sencillez a los demás. Confío esta hermosa tarea a la maternal protección de la Virgen María, tan presente en estos días en el corazón de las queridas naciones latinoamericanas bajo la advocación de Guadalupe. ¡Feliz domingo! (Papa Emérito Benedicto XVI. Ángelus. Domingo 14 de diciembre de 2008)

Reflexión III Domingo de Adviento

Fray Nelson Medina. O.P.
Reflexión III Domingo de Adviento
Aprovechar y compartir lo que nos ha dado Dios.
Prepara la llegada del Mesías cuidando el amor al prójimo, compartiendo de lo que tienes, no te aproveches de tus ventajas y jamás hacer uso de la violencia.
Para la reflexión personal

El fundamento de nuestra alegría debe ser firme. No se puede apoyar exclusivamente en cosas pasajeras: noticias agradables, salud, tranquilidad, desahogo económico para sacar la familia adelante, abundancia de medios materiales, etcétera, cosas todas buenas, si no están desligadas de Dios, pero por sí mismas insuficientes para proporcionarnos la verdadera alegría.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor Jesús, tú eres un Dios cercano a nosotros, y por eso nos atrevemos a decir: Guardanos en tu amor. Aparta de nosotros el temor al maligno guardándonos en tu gozo y alegría. Aumenta nuestra confianza en tus promesas guardándonos en tu paz. Sana nuestros miedos causados por el pecado, otórganos la alegría de tu perdón. A medida que se aproxima la Navidad deseo seguir más profundamente tu ejemplo de humildad haciéndome pequeño ante los demás. Por eso, como los discípulos de Juan, yo te pregunto en esta oración, Señor y Dios mío, ¿qué debo hacer? Amén.


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