Reflexión Miércoles 14 de julio | 15a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

TENER OJOS DE NIÑO AGRADECIDO
Reflexión Miércoles 14 de julio

Reflexión Miércoles 14 de julio de 2021
15a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (cfr. Mt 11,25)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.

EVANGELIO

Mateo 11, 25-27
Escondiste estas cosas a los sabios y las revelaste a la gente sencilla.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Las personas sencillas, las de corazón humilde, son las que saben entender los signos de la cercanía de Dios. Lo afirma Jesús, por una parte, dolorido, y por otra, lleno de alegría. Cuántas veces aparece en la Biblia esta convicción. A Dios no lo descubren los sabios y los poderosos, porque están demasiado llenos de sí mismos. Sino los débiles, los que tienen un corazón sin demasiadas complicaciones.

Entre «estas cosas» que no entienden los sabios está, sobre todo, quién es Jesús y quién es el Padre. Pero la presencia de Jesús en nuestra historia sólo la alcanzan a conocer los sencillos, aquellos a los que Dios se lo revela.

En el evangelio podemos constatar continuamente este hecho. Cuando nació Jesús en Belén, le acogieron María y José, sus padres, una humilde pareja de jóvenes judíos; los pastores, los magos de tierras lejanas y los ancianos Simeón y Ana. Los «sabios y entendidos», las autoridades civiles y religiosas, no lo recibieron.

A lo largo de su vida se repite la escena. La gente del pueblo alaba a Dios, porque comprenden que Jesús sólo puede hacer lo que hace si viene de Dios. Mientras que los letrados y los fariseos buscan mil excusas para no creer.

Tener ojos de niño agradecido

La pregunta vale para nosotros: ¿somos humildes, sencillos, conscientes de que necesitamos la salvación de Dios? ¿o, más bien, retorcidos y pagados de nosotros mismos, «sabios y entendidos», que no necesitamos preguntar porque lo sabemos todo, que no necesitamos pedir, porque lo tenemos todo?

Cuántas veces la gente sencilla ha llegado a comprender con serenidad gozosa los planes de Dios y los aceptan en su vida, mientras que nosotros podemos perdernos en teologías y razonamientos. La oración de los sencillos es más entrañable y, seguramente, llega más al corazón de Dios que nuestros discursos eruditos de especialistas.

Nos convendría a todos tener unos ojos de niño, un corazón más humilde, unos caminos menos retorcidos, en nuestro trato con las personas y, sobre todo, con Dios. Y saberles agradecer, a Dios y los demás, tantos dones como nos hacen. Siguiendo el estilo de Jesús y el de María, su Madre, que alabó a Dios porque había puesto los ojos en la humildad de su sierva. (José Aldazabal. Enséñame tus Caminos. Tiempo Ordinario. Semanas X-XXI. , Vol. 5, CPL, Barcelona, 1997. pp. 149-152)

Reflexión Miércoles 14 de julio de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Miércoles 14 de julio de 2021
Un fuego que no destruye.
Negar los milagros es negar el señorío de Dios porque los hechos extraordinarios proclaman que Él está por encima de su creación.
Para la reflexión personal

Ser hijos de Dios no es una conquista nuestra, no es un progreso humano, sino don divino, don inefable que hemos de considerar y de agradecer frecuentemente todos los días. La filiación divina será el fundamento de nuestra alegría y de nuestra esperanza al realizar la tarea que el Señor nos ha encomendado.
Tomado de Hablar con Dios meditación diaria

Oración

Señor Jesús, luz verdadera del Padre celestial, irradiación de su gloria, ¿Cómo podremos agradecerte adecuadamente a ti y al Padre este don inmerecido de ser hijos del Padre y hermanos tuyos? Eres fuego que se quema sin consumirse, Dios de Abrahán, Isaac y Jacob: Tú eres nuestro Dios, el Dios del pueblo. Danos plena consciencia de que tú te has comprometido con nosotros de modo irrevocable y sin reservas. Continúa con nosotros tu aventura de amor, sigue liberándonos hoy del mal en nosotros y en el mundo, y condúcenos a tu tierra de perenne libertad. Amén.


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