Comer Su Carne Y Beber Su Sangre | Tema #11 | Curso de Apologética I – MEC

En la Última Cena el Señor Jesús nos aclara que no es que comer su carne y beber su sangre, no significa que lo vayamos a comer a mordidas como en un acto caníbal, sino que tomando pan de trigo y vino de uva, pronuncia sobre esas especies la oración de bendición para que se conviertan en su cuerpo y en su sangre.

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne y lo daré para vida del mundo.» (Cfr. San Juan 6, 51)

Tema #11: Comer Su Carne Y Beber Su Sangre.
Natalia y Carlos Roberto Mercado – Encuentro #71, Sede Central
Secretaría de Formación de Agentes de Pastoral Familiar – MEC Sede Central

¿Qué dicen las Escrituras?

Según el evangelio de San Juan en el capítulo 6, versículos del 1 al 13, con cinco panes de cebada y dos pescados Jesús había dado de comer a unos cinco mil hombres. Luego, subiéndose a una lancha Jesús y sus discípulos cruzaron  el lago rumbo a  Cafarnaúm. 

«La gente al ver que ni Jesús y sus discípulos estaban, decidieron cruzar también el lago siguiéndole. Al Encontrar a Jesús le preguntaron: “Rabbi (Maestro) ¿Cómo has venido aquí?” Jesús les contestó: “En verdad les digo: Ustedes me buscaban, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.» (Cfr. San Juan 6, 24-27)

«Entonces le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios? Jesús respondió: “La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.» (Cfr. San Juan 6, 28-29)

«Le dijeron: “¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.” Jesús contestó: “En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo.” Ellos dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan.” Jesús les dijo:

El pan de Vida

“Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed…porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado…”»
(Cfr. San Juan 6, 30-38)

«Los Judíos murmuraban porque Jesús había dicho: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo” y decían: “Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? Él no es sino el hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?» (Cfr. San Juan 6, 41-42)

Aquí los judíos entendieron muy bien que este Joven decía: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: si nosotros lo conocemos, ¿Cómo es eso posible?  Entendieron perfectamente que ese joven hijo de José había dicho: “Yo he bajado del cielo.”

Lo que ya no comprendieron fue cuando les dijo (Cfr. San Juan 6, 51)

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne y lo daré para vida del mundo.»

«Los judíos discutían entres sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» (Cfr. San Juan 6, 52)

Verdadera comida

Y cuando Jesús les dice: (Cfr. San Juan 6, 54-56)

«El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.  Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.»

Aquí los judíos ya no entendieron porque tomaron literalmente las palabras y creyeron que Jesús les invitaba a un acto caníbal: Comérselo a él de una manera física. Y con repugnancia dijeron: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» (Cfr. San Juan 6, 52) Y muchos le abandonaron.

Cuadro de la Ultima Cena del Señor.

Pero Jesús aclara este misterio el jueves Santo en la última cena de pascua, antes de padecer su pasión. Y dice el evangelio de San Marcos en su capítulo 14, versículos del 22 al 24 que:

«Durante la comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se los dio diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo.” Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por muchos…»

Partir el Pan.

Transubstanciación

En la última cena el Señor Jesús nos aclara que, comer su carne y beber su sangre, no es que lo vayamos a comer a mordidas como en un acto caníbal, sino que tomando pan de trigo y vino de uva pronuncia sobre esas especies la oración de bendición para que se conviertan en su cuerpo y en su sangre. A eso se le llama

TRANSUBSTANCIACIÓN.

Es decir, cambiar una substancia de trigo y uva por su Cuerpo y su Sangre.

Papa Emérito Benedicto XVI Elevando la hostia al Consagrar.

Y de ahora en adelante ese pan de trigo y ese vino de uva, yo no son más pan de trigo ni vino de uva, sino el cuerpo y la sangre del Señor, quien nos la ofrece para que la comamos y bebamos y haya vida en nosotros. San Pablo, quien no conoció personalmente a Jesús, años después nos dirá:

«Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les ha transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo: “Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.” De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía.» (Cfr. 1 Corintios 11, 23-25)

Y agrega, 

«Por lo tanto, el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor.» (Crf. 1 Corintios 11, 27)

Para San Pablo, comer del pan y beber de la copa indignamente, no es pecar contra un pedacito de pan y un poquito de vino, sino contra el CUERPO y LA SANGRE del Señor. Por eso, ese pan y esa copa que bendecimos, San Pablo nos enseña que son el cuerpo y la Sangre del Señor Jesús.

Memorial

Después que Jesús padeció, murió, resucitó y ascendió a los cielos, los Cristianos comenzaron a celebrar ese Memorial a quien le llamaron: “La fracción del pan” (Hechos 2,42), la “Eucaristía” o acción de gracias, la Santa misa como la conocemos hoy.

La fracción del pan, la Eucaristía, la Santa misa es un Memorial, porque no es el recuerdo de la última cena, ni la repetición de ella, sino que es la actualización de esa última cena del Señor en dónde, antes de padecer su pasión, nos entrega su cuerpo y su sangre para que al comer y beber entremos en comunión con Él y tengamos vida eterna.

La Eucaristía, la Santa Misa es un memorial, la actualización de aquel acontecimiento, y cuando estamos en la Santa misa, es como si aquel Jueves Santo viajara en el tiempo y Cristo en la persona del Sacerdote pronuncia la bendición sobre las especies de pan y vino para que se dé el milagro de la transubstanciación Y SE CONVIERTAN EN SU CUERPO Y EN SU SANGRE.

Y el mismo Señor Jesús, que nos manda a comer su carne y beber su sangre, cuando en la persona del Sacerdote nos dice: «Tomen, coman, este es mi cuerpo. Tomen, beban, esta es mi sangre.» Y cuando comulgamos, entramos en comunión con el cuerpo y la sangre del Señor; pero, además, entramos en comunión con todos los hermanos.

El Sagrario

Sagrario Parroquia El Carmen

En la transubstanciación, cuando la substancia de trigo y de vino de uva se convierte en el cuerpo y la sangre del Señor, ya nunca vuelve a ser pan y vino, sino que continúa siendo el cuerpo y la sangre del Señor. Por esa razón, después de la Santa Eucaristía, las hostias consagradas sobrantes se guardan en el Sagrario, un lugar especial, en dónde queda el Santísimo Sacramento del Altar esperándonos para que nosotros vayamos a visitarlo, y a eso se le llama visita al Santísimo.

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