La oración en el camino a la Santidad | Tema #10 | Formación Espiritual – MEC

TEMA #10:
LA ORACIÓN INDISPENSABLE EN EL CAMINO A LA SANTIDAD.

Tema #10: La oración indispensable en el camino a la Santidad
A cargo de los esposos Angelita y Ramón Canales
Rectores del retiro de Renovación Conyugal.

¿QUE ES LA ORACIÓN?

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 2559,
nos da la definición de san Juan Damasceno, quien nos dice que “la oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”

El Santo Cura de Ars, por su parte, nos dice que
“la oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Creador”.

De una manera simple podemos decir que:
“ORAR ES HABLAR CON DIOS, DE TÚ A TÚ, COMO CUANDO UN HIJO LE HABLA A UN PADRE O COMO CUANDO TÚ O YO HABLAMOS CON ALGUIEN A QUIEN LE TENEMOS CONFIANZA Y CARIÑO”.

En el caso de un matrimonio, ¿de qué le podemos hablar a nuestro Padre Celestial?,
Pues hay tantas cosas, por ejemplo, de nuestras preocupaciones y angustias que estamos pasando debido a diversos problemas que nos han surgido por: por la mala salud que tenga alguien de la familia, por la incomprensión y mala convivencia que haya entre nosotros; por algún problema con nuestros hijos; problemas económicos o laborales que estemos pasando; alguna Infidelidad que haya ocurrido; dificultades debido a algunas experiencias traumáticas; la mala comunicación que estemos teniendo, etc.

Así como podemos contarle de todo esto a un amigo o amiga, así también podemos hablarle de esto –en oración- a nuestro Padre del Cielo.

LA TAREA ESTA MÁS ALLÁ DE NUESTRAS FUERZAS

San Juan. 15.15; Romanos 8, 26.

El Señor Jesús, como sus amigos que nos ha concedido ser, la oración, es el medio por excelencia para comunicarnos con el Padre Celestial; pues la oración es un don divino que está más allá de nuestras propias capacidades, por eso -como matrimonio- debemos pedírselo a nuestro Señor Jesucristo; recordemos como los discípulos le pidieron al Señor “enséñanos a orar”, y Él en respuesta les enseñó la oración del Padre Nuestro.

La clave para que le oremos al Padre como debe ser, ya sea de forma individual o como matrimonio, está en pedirle al Señor Jesús que nos envíe el Espíritu Santo y apoyarnos en él, para que -siguiendo su inspiración divina- le pidamos los bienes y las gracias convenientes para nuestra salvación y para que ponga en nuestra mente y boca las palabras apropiadas para orar.

EL NOS CREÓ CON UN PROPÓSITO ESPECIFICO

Proverbios 19, 21; Éxodo 9, 16; Job 42, 2; Romanos 8, 28; Filipenses 2, 13

Ustedes, alguna vez, se habrán preguntado ¿Cuál es propósito para el que Dios nos creó? En el Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 356, se nos da esta respuesta, así: De todas las criaturas visibles sólo el hombre es «capaz de conocer y amar a su Creador».

Pero, ¿Cómo podemos conocer a Dios?, podemos conocerlo a través de la lectura y reflexión de su Palabra, pero también podemos conocerlo a través de la oración, la cual es la forma más sencilla y profunda de conocerlo, ya que en la oración Él nos revela su amor, y nos adentra en la amistad e intimidad divina.

Otra forma sencilla de conocer a Dios consiste en esforzarse por llevar una vida santa, pues este propósito de cumplir su voluntad divina fortalece y aumenta nuestro amor al Señor,

CIC#358
“Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación”.

ANDAR SIEMPRE, EN LA PRESENCIA DE DIOS

1ª Tesalonicenses 5, 17; Colosenses 4, 2

Andar siempre en la presencia de Dios, si bien es cierto que no es fácil, tampoco es algo imposible; solamente requiere de nuestra voluntad y empeño. Esforzándonos por imitar a nuestro Señor Jesucristo, siguiendo el camino del amor para nuestro cónyuge, hijos, padres, hermanos, etc. De igual forma, andar en la presencia de Dios tiene que ver con que tú y yo siempre tengamos en nuestra mente y nuestro corazón hacer las cosas bien para agradarlo a Él.

Andar en la presencia de Dios consiste en una vivencia constante de actos de piedad concretos que como matrimonio, debemos efectuar, tales como: participar de la santa Misa (de preferencia diaria), leer y reflexionar diariamente la Palabra de Dios, tener una vida sacramental, rezar el santo Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia, hacer visitas al Santísimo, etc.

TENER MOMENTOS DE SOLEDAD

San Juan 4, 23-24

La intimidad con El Señor Jesús, cuando oramos, es muy importante.
Santa Teresa de Ávila, refuerza esta posición, cuando afirma que: No es otra cosa la oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. (Vida 8, 5). De acuerdo a esta santa, la frase “a solas”, más que soledad indica inmediatez; es decir, proximidad o cercanía con Dios al orar.

Debemos preocuparnos por hacer nuestra oración con nuestro Señor pidiéndole que nos permita estar lo más cerca de Él, para que experimentemos su amor como esa respuesta reconfortante que Él nos da.

MARÍA NUESTRO MODELO A LA FIDELIDAD

San Juan Pablo II, durante su primera visita que hizo a México al hablar de las virtudes de la Virgen María, destacaba esta con la que se refería a ella:¡Virgen fiel!, pero –siguiendo el pensamiento de Juan Pablo II, ¿Qué significa esta fidelidad de María?, ¿Cuáles son las dimensiones de esta fidelidad?

1- BÚSQUEDA

Maria fue fiel, ante todo, cuando por amor, inició su búsqueda del sentido profundo del designio de Dios en Ella y para el mundo. ¿Cómo sucederá esto?, le preguntó al Arcángel, buscando entender el sentido profundo de Dios para ella.

2- ACEPTACIÓN

María, aún sin entender qué le estaba proponiendo el Arcángel, sacó de su corazón el ¡Hágase en mí según tu palabra!

3- COHERENCIA

Esto es vivir de acuerdo a la fe que se profesa, de acuerdo a lo que se cree. María fue fiel en todo momento, hasta en el que Jesús entregaba su vida en la Cruz.

4- CONSTANCIA

María siempre lo fue, hasta el final, desde la Anunciación, pasando por los momentos de la pasión y muerte de su Hijo, hasta cuando fue asunta al cielo.

NECESIDAD DE COMUNICARSE CON DIOS

Filipenses 4, 6-7; Santiago 5, 13; 1ª Pedro 5, 7.

La santidad está hecha de una apertura habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y en la adoración. El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios. Es alguien que no soporta asfixiarse en la inmanencia cerrada de este mundo, y en medio de sus esfuerzos y entregas suspira por Dios, sale de sí en la alabanza y amplía sus límites en la contemplación del Señor. No creo en la santidad sin oración, aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos intensos. (ccf. Papa Francisco. Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate #147)

LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS

Hebreos 4,12

Una práctica muy importante que debe adquirir el que quiera ir avanzado en el camino de la santidad, es la oración con y desde la Palabra de Dios. Y esto se logra utilizando el método de la “lectio divina” o “lectura orante de la Palabra”.

PASOS PARA LA LECTIO DIVINA

1-Invocar al Espíritu Santo.
2-Leer despacio el texto bíblico.
3-Meditar qué nos dice la Palabra.
4-Orar, en respuesta al Señor.
5-Contemplar.
6-Actuar.

COMPROMISO DE ACCIÓN

Para hacer de la oración nuestro camino a la Santidad:
1) Proponerse horarios para orar en familia, en pareja
2) Buscar momentos apropiados para la oración personal
3) Compartir en pareja y con la familia que nos dice Dios en su Palabra.

Tema #9: La santidad de la familia, obra del espíritu santo de nuestra Formación Espiritual.

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