Reflexión Jueves 1ro de julio | 13a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

SANAR PRIMERO EL CORAZÓN
Reflexión Jueves 1ro de julio

Reflexión Jueves 1ro de julio de 2021
13a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. 2 Co 5, 19)
R/. Aleluya, aleluya.

Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y nos confió el mensaje de la reconciliación. R/.

EVANGELIO

Mateo 9, 1-8
La gente glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados».

Al oír esto, algunos escribas pensaron: «Este hombre está blasfemando». Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir ‘Levántate y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, -le dijo entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres. 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor.

Reflexión

Tras haber mostrado su autoridad en la enseñanza (cf. sermón de la montaña), Jesús manifiesta ahora su poder (exusía) a través de la fuerza de su palabra, revelando que ella es capaz de perdonar los pecados. Después de haber mostrado su señorío sobre los elementos naturales y sobre el demonio, se enfrenta ahora con el pecado que anida en el corazón del hombre y es la raíz de todo mal, incluso de la enfermedad física.

Tiene ante él a un paralítico, y él habla de perdón de los pecados. Lo que se manifiesta de inmediato a su mirada divina no es tanto el handicap físico, como las heridas interiores. Si no cura en primer lugar el cuerpo es porque, al ver más en el fondo, sabe que debe sanar antes el corazón -el lugar donde el pecado ha roto la armonía de la persona-; de otro modo, la misma curación física sería inútil. 

Así pues, todos nosotros -aun cuando estemos físicamente sanos- estamos enfermos, puesto que, entumecidos en la parálisis del egoísmo y del orgullo, nos encontramos atados e impedidos interiormente para ocuparnos de otra cosa que no sea nosotros mismos, nuestra felicidad y nuestros intereses. Por nosotros mismos no tenemos con frecuencia ni siquiera la fuerza necesaria para presentarnos a Jesús para ser sanados o -y esta enfermedad todavía es más grave- ni siquiera nos damos cuenta de que estamos enfermos, necesitados de cura.

Un corazón libre para amar

Sin embargo, a ningún hombre se le deja solo, a merced de sí mismo. La comunidad de los enfermos -la Iglesia- se hace cargo de todos en la oración, con el anuncio de la Palabra, con la gracia de los sacramentos y con los gestos de la caridad diligente. A través de estos caminos se nos pone ante Jesús. Aquí entra en juego nuestra libertad: solo si le permitimos penetrar en el centro de nuestro ser y nos reconocemos pecadores ante el, podremos ser renovados.

El problema, pues, no es, de entrada, tener o no tener salud física, sino tener el corazón libre para amar. Lo mas importante es saber acoger, con abandono confiado, el camino que el Padre ha trazado para nosotros, aun cuando pase por los apuros de la enfermedad, del sufrimiento y, por ultimo, de la muerte. Para el que cree, esta es la puerta que introduce en el Reino de la vida. (Giorgio Zevini: Lectio Divina. Verbo Divino (2008), pp. 131-136.)

 Reflexión Jueves 1ro de julio de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Jueves 1ro de julio de 2021.
La fe con la que intercedemos por nuestros hermanos.
Carguemos con la fuerza de nuestra oración y caridad a las personas con parálisis emocional o física, llevémoslas a los pies de Cristo que Él hoy como lo hizo ayer hará maravillas.
Para la reflexión personal

Cada Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: «alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos» Santo Cura de Ars, Sermón sobre la Santa Misa. tomado de Hablar con Dios

Oración

Virgen santa, tú conociste -como ninguna otra criatura en el mundo- la hora oscura en que Dios nos somete a prueba para verificar nuestra fe como oro en el crisol. Acompáñanos en la hora de la prueba, para que no dudemos de que Dios es fiel y capaz de dar vida incluso a los muertos. Que la alegría de la resurrección que gustaste, después de la tragedia del viernes santo, sea para nosotros prenda y certeza de la gran sonrisa que contemplaremos en el rostro del Padre cuando la obediencia de la fe nos haya configurado plenamente con el verdadero cordero ofrecido. Amén.


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