Vigésimo Noveno Domingo Tiempo Ordinario | Reflexión Evangelio 17 de octubre – Ciclo B

APRENDED EL CAMINO DEL AMOR
Vigésimo Noveno Domingo

Vigésimo Noveno Domingo
Reflexión Evangelio 17 de octubre de 2021
Tiempo Ordinario – Ciclo B

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cf. Sal 26, 11)
R/. Aleluya, aleluya.

Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana. R/.

Marcos 10, 35-45
El Hijo del hombre vino a servir y a dar su vida por la redención de todos. 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron:

«Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte». Él les dijo: «Qué es lo que desean?». Le respondieron: «Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria». Jesús les replicó: «No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con el que yo seré bautizado?».

Le respondieron: «Sí podemos». Y Jesús les dijo: «Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con el que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado».

Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús los reunió entonces a los Doce y les dijo: «Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen.

Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La página del Evangelio de hoy (cf. Marcos 10, 35-45) describe a Jesús, que una vez más y con gran paciencia, intenta corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios. Le brindan la ocasión los hermanos Santiago y Juan, dos de los primeros que Jesús encontró y llamó a seguirlo. Ya han recorrido un largo camino con Él y pertenecen al grupo de los doce Apóstoles.

Jesús sabe que Santiago y Juan están animados por un gran entusiasmo por Él y por la causa del Reino, pero sabe también que sus expectativas y su celo están contaminados por el espíritu del mundo. Por eso responde: «No sabéis lo que pedís» (v. 38). Y mientras ellos hablaban de «tronos de gloria» en los que sentarse junto a Cristo Rey, Él habla de un «cáliz» para beber, de un «bautismo» a recibir, es decir de su pasión y muerte.

Aprended el camino del amor

Santiago y Juan, siempre mirando al privilegio esperado, dicen deprisa: ¡sí «podemos»! Pero tampoco aquí se dan cuenta de lo que verdaderamente dicen. Jesús preanuncia que su cáliz lo beberán y su bautismo lo recibirán, es decir, ellos también, como los demás apóstoles, participarán en su cruz, cuando llegue el momento. Sin embargo —concluye Jesús— «sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado» (v. 40).

Como diciendo: ahora seguidme y aprended el camino del amor «con pérdida», y el Padre celestial se hará cargo del premio. El camino del amor es siempre «con pérdida», porque amar significa dejar a parte el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Jesús se da cuenta de que los otros diez Apóstoles se enfadan con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le ofrece la inspiración para una lección que se aplica a los cristianos de todos los tiempos, también para nosotros.

Dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones las dominan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor» (v. 42-44). Es la regla del cristiano. El mensaje del Maestro es claro: mientras los grandes de la Tierra construyen «tronos» para el poder propio, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde donde reinar dando la vida: «Tampoco el Hijo del Hombre —dice Jesús— ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (v. 45).

El antídoto más eficaz

El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros puestos; es la medicina para los arribistas, esta búsqueda de los primeros puestos, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a los cristianos, al pueblo de Dios, ni tampoco a la jerarquía eclesiástica.

Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino maestro que lleva al Cielo. (S.S. Papa Francisco. Ángelus. Domingo, 21 de octubre de 2018)

Reflexión Vigésimo Noveno Domingo

Fray Nelson Medina, O.P.  
Reflexión Vigésimo Noveno Domingo
¿Qué buscamos al seguir a Cristo?
¿Qué buscamos con nuestra vida cristiana? ¿Ambición, ansias de poder o seguir de corazón al Señor y trabajar para su Reino?
Para la reflexión personal

Los cristianos, que queremos imitar al Señor, hemos de disponernos para un servicio alegre a Dios y a los demás, sin esperar nada a cambio; servir incluso al que no agradece el servicio que se le presta. El «orgullo» del cristiano será precisamente este: servir como el Maestro lo hizo. Pero solo aprendemos a darnos, a estar disponibles, cuando estamos cerca de Jesús. 
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor Jesús, en este Domingo, te doy gracias por la vida que me das, por la salvación que me alcanzas por tu cruz y por morir por mí. Gracias por mostrarme cómo debo actuar frente a las dificultades y miedos que enfrento cada día. Gracias por tu donación en la cruz, Señor, pues no sólo me enseñas a cumplir los designios del Padre, sino también a amar más y mejor a los demás hasta el olvido de mí mismo. Ayúdame, te pido, a prepararme bien para celebrar los misterios de tu pasión, muerte y resurrección, viviendo cada vez mejor mi vida cristiana en los trabajos de cada día. Señor, llena mi día con tus bendiciones. Amén.


Por si no lo has visto
Tema #1
Introducción Al Libro De Apocalipsis 

Tema #2:
Presentación De Cristo A La Comunidad

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